miércoles, 17 de abril de 2013

LAS ISLAS CANARIAS EN EL MUNDO CLASICO.


Introducción:

Las Islas Canarias han estado siempre presentes en el ánimo de quienes, en mund antiguo, trataban de otear el horizonte en busca de lo ignoto, del finis terrae . En esta búsqueda, en medio de la nebulosa de los tiempos, realidad y mito historia y leyenda se entremezclan y confunden. Durante cientos de años, Canarias más que una realidad, fue una intuición de los autores clásicos; poco a poco, intuición fue haciendose realidad.

A ) Las Islas Canarias en la Mitología griega.

1)- Características de las Islas Canarias y su predisposición al mito.

La especial naturaleza de las Islas Canarias ha propiciado que sean aptas para engendrar mitos. Todo en ellas parece estar bajo los efectos del mito; su raza aborigen, sus montañas, su flora y fauna, incluso hasta su propio nombre. Por otro lado, prácticamente no hay Historia de Canarias que no contenga uno o varios capítulos referidos al mundo antiguo. En ellos es frecuente encontrarse con una serie de tópicos, repetidos una y otra vez, Sin apoyo documental serio que suelen iniciarse con el conocimiento homérico de estas islas y terminar con la leyenda de San Brandan y su búsqueda del ansiado Paraíso, pasando por la referencia a los fenicios, cartagineses, griegos y romanos que, según las noticias tuvieron contacto con ellas desde el siglo V a. C., por lo menos.

Entre estos tópicos, está una serie de temas míticos grecolatinos que no suelen faltar enlas introducciones históricas a nuestro pasado: Campos Elíseos, Islas de los Bienaventurados, Islas Afortunadas, y Jardín de las Hespérides, Atlántida, etc. Alguno de ellos sigue todavía con absoluta vigencia. Cabría preguntarse por qué tantos mitos en nuestro suelo. Quienes han estudiado el fenómeno coinciden en señalar que hay tres lugares muy propicios para situar en ellos lo extraordinario y mítico: las islas, las montañas y los "extremos” de la Tierra.

- La isla es un universo cerrado donde lo mítico existe por sí mismo fuera de las leyes habituales. Por eso no es de extrañar que un pueblo tan rico en islas como el griego haya creado una mitología insular tan abundante y que no se encuentra en ninguna otra zona terrestre. La isla es siempre un lugar privilegiado para el acontecer de fenómenos naturales, para el nacimiento de situaciones humanas inusuales o para el desarrollo de lo exótico y milagroso. Y Canarias es un conjunto de islas.

- También las montañas son proclives a desarrollar en su entorno misterios y fenómenos insólitos. La mayoría de las Islas Canarias son montañosas.

- Los “finis terrae" o “extremos del mundo” son considerados siempre lugares extraordinarios y míticos por lo que de desconocido encierran. Hasta el descubrimiento de América en el siglo XV, Canarias era el extremo occidental del mundo conocido. Canarias por tanto, participa de estos tres aspectos: es terreno insular, es montañoso y fue en su momento extremo del mundo ; de ahí, pues, su predisposición al mito.

2) - La occidentalización de los mitos griegos.

Los mitos clásicos referidos a Canarias suelen encuadrarse en lo que desde hace algún tiempo viene llamándose “geografía mítica ", y la mayoría de mitos están relacionados con la idea de los antiguos sobre el “locus amoenus” . Nos interesa ceñirnos a la parte occidental de la Tierra por ser la zona en la que están situadas nuestras islas. Como es sabido, para un griego antiguo el Occidente (Hesperia) empezó siendo Italia, luego España y finalmente, lo exterior a las Columnas de Hércules(el estrecho de Gibraltar), donde está situado al Archipiélago Canario. No están claras las primeras noticias sobre la parte occidental del mundo, ya que en ellas se encuentran íntimamente enlazadas las noticias míticas e históricas.

Los temas míticos como Campos Elíseos, Islas de los Bienaventurados y Atlántida fueron situados por los griegos en el ámbito geográfico de la Península ibérica y su entorno porque, en un determinado momento, constituyó para ellos el limite occidental del mundo. Anteriormente, estos mismos mitos estuvieron situados en otras regiones del Mediterráneo, más próximas a Grecia; pero al irse ampliando el ámbito del mundo conocido, fueron desplazándose hacia Occidente. Ello fue debido al desarrollo de las navegaciones coloniales. Finalmente se produce un desplazamiento hacia las Islas Atlánticas, y en concreto hacia las islas Canarias.

B) Mitos en torno a las Islas Canarias: Origen y significado de cada uno de ellos.

Los mitos relacionados con nuestras Islas desde la Antigüedad hacen referencia a los Campos Elíseos, Islas de los Bienaventurados, Islas Afortunadas, Jardín de las Delicias y Jardín de las Hespérides y por último a la Atlántida.

1 ) Campos Elíseos

Los Campos Elíseos y las Islas de los Bienaventurados aluden a un mismo concepto: al lugar de residencia de determinados héroes y almas después de la muerte. Este es uno de los tópicos que más relación van a tener con nuestras islas.

El Elíseo como lugar de retiro confortable en el que se suponía que gozaba de absoluta felicidad todo aquel que lo habitase, que no llegaba la muerte y que no estaría situado ni en el Hades ni en el Olimpo, sino en una región de la superficie de la tierra, hace su aparición en la literatura occidental con Homero (en la Odisea). Se ha utilizado esta expresión como morada de héroes (Menelao, Aquiles... ),como residencia de almas piadosas y justas, como "locus amoenus’ o pasaje ideal (de ahí la conexión con nuestras islas). En el primer texto griego en que aparecen citados, los Campos Elíseos se ubican de forma vaga e indefinida “en el extremo de la tierra’, en medio de las aguas del Océano. Esta vaguedad del texto homérico motivó desde el principio toda clase de elucubraciones sobre su localización. Los principales emplazamientos en los que se situaron fueron en Grecia, Egipto, Occidente, la Luna y en las islas atlánticas. Algunos ven en este texto no sólo las Canarias, sino también Madeira y Porto Santo.

2) Islas de los Bienaventurados.

Este es el otro concepto paralelo al anterior, entendido como lugar de residencia de unos determinados héroes o almas justas. El concepto de Islas de los Bienaventurados es uno de los temas escatológicos que más conexión han tenido con nuestro Archipiélago, ya que la denominación de Islas Afortunadas, aún vigente, procede de él. La primera aparición en la literatura occidental de la idea de unas ”islas dichosas, felices o afortunadas”, en las que residen héroes o almas, tiene lugar hacia la segunda mitad del siglo VIII a. C., en “ Los Trabajos y los Días” de Hesíodo. Ese pasaje está en el contexto de uno de los mitos más conocidos en relación con el género humano: mito de las edades o mito de la Edad de Oro. La mayoría de los elementos característicos de esta primera edad feliz de la Humanidad los veremos transferidos al tema de las Islas de los Bienaventurados. Después de Hesíodo son numerosísimos los autores que nos hablan de personajes que residen en estas islas: Platón, Apolodoro, Eurípides...

Hacia el siglo V a.C. se opera en Grecia un cambio de perspectiva en relación con el tema: tiene lugar una nueva concepción sobre la vida en el Más Allá. Se introduce como novedad la idea de que después de muerte hay premios y castigos: éstos por transgredir las leyes divinas, aquellos basados en la idea de la transmigración de almas y sus sucesivas purificaciones, lo que podría llevar a vivir en unas Islas de los Bienaventurados. Ahora no se trata de héroes vivos, sino de personas después de su muerte. Al igual que el mito de los Campos Elíseos, el de las Islas de los Bienaventurados desarrolla también el motivo del “locus amoenus”, como puede apreciarse en Hesiodo. Precisamente la descripción física de estas islas, con insistencia en los aspectos naturales será una de las notas distintivas de las Islas de los Bienaventurados frente a Campos Elíseos. Las características de este tipo de islas son: clima de eterna primavera, extraordinaria riqueza forestal, gran fertilidad natural, enorme riqueza animal, superabundancia de aguas, gran cantidad de minerales, una vida sin fatigas ni trabajos, exenta de enfermedades y de la vejez a veces con elementos extraordinarios como ríos de leche, cosechas de pan...

3) Islas Afortunadas.

Hay algunos autores, en especial latinos, que citan unas islas atlánticas, geográficamente situadas frente a la actual Mauritania, o a largo de la costa occidental africana, que con cierta probabilidad puede referirse a cualquiera de los archipiélagos atlánticos, como las Azores, Madeira, Canarias, Salvajes o Cabo Verde. Cualquiera de ellas, y algunas no citadas, podría corresponder a las antiguas Islas Afortunadas citadas de las fuentes antiguas.

El primer texto antiguo, y el más importante, y que con toda seguridad habla de nuestras islas con la denominación de Afortunadas, es el de Plinio, (Historia Natural. VI, 199- 205.)Aquí tenemos la mención de algunas de ellas, como Junonía, Pluvialia, Capraria, Ninguaria, Canaria, Ombrios, Convallis....A partir de entonces, muchos autores citan las islas y la característica de todos ellos es la desfiguración que van sufriendo los nombres de cada una de las islas hasta el punto de multiplicarse en relación con la primera serie ofrecida por Plinio. También es necesario incluir la posibilidad de que personajes de la historia hayan podido venir por estos parajes. En general son tres las figuras que se suponen han venido a estos lugares:
          1) el almirante cartaginés Hannón, que hacia el 460 a.C. habría realizado un periplo por la costa atlántica africana.
          2) El romano Sertorio, que quiso retirarse a un lugar donde pudiera vivir en paz, lejos de las guerras civiles.
          3) Las expediciones de Juba, rey de Mauritania.

4) Jardín de las Hespérides y Jardín de las Delicias.

Se conoce con el nombre de Hespérides a las descendientes de Héspero, el lucero vespertino, por lo que su nombre viene a significar “las Occidentales”. En la mitología griega aparecen sobre todo como cuidadoras del famoso “Jardín de las Hespérides”. En definitiva se trata de uno de tantos jardines míticos que podemos encontrar en la literatura antigua, y sobre todo, el llamado Jardín de las Delicias.

Desde los poemas de Homero encontramos en Grecia una tradición ininterrumpida referida a este tipo de jardines: hay toda una larga tradición de jardines de dioses, de musas... en el que hay que enmarcar el Jardín de las Hespérides. Se trata de un jardín de los dioses, muy ligado a las bodas de Zeus y Hera, donde se encuentran las manzanas de oro, custodiadas por unas ninfas y un dragón, y donde se localiza también un árbol de la vida.

Este jardín aparece en uno de los Doce Trabajos de Hércules, a quien se le encomendó ir a buscar las manzanas del Jardín de las Hespérides. Asociado con este mito suele aparecer el de Atlas ( hermano de Héspero) Los griegos  romanos siempre conocieron mal la montaña africana que hoy conocernos corno Atlas. Se suele relacionar a Atlas con Occidente. Lo único que se puede decir de la localización de las Hespérides es que se trata de una de las islas del Océano Atlántico ,situadas frente a la costa Occidental de África, pero de difícil identificación, ya que pueden referirse a cualquiera de las islas de esta parte atlántica que se conoce hoy como Macaronesia (Azores, Madeira, Canarias, Salvajes, Cabo Verde, ...).

Este tema junto con el de la Atlántida, es uno de los que más se han puesto en conexión con Canarias. Los argumentos que se esgrimen son siempre los mismos: identificación del Atlas con el Teide, equiparación de las Hespérides con unas supuestas islas, así llamadas, en el Océano Atlántico; localización del famoso jardín en alguno de los valles canarios, casi siempre en la Orotava; identificación de las míticas manzanas con algún fruto de estas tierras, como los nísperos...

5) La Atlántida.

Es un tema muy discutido y popular, ya que tiene como contenido la ancestral aspiración de la humanidad a una tierra más feliz. Posiblemente no haya una leyenda más misteriosa y romántica a la vez ,que haya seducido la imaginación de tantas generaciones de hombres como la Atlántida. Es una leyenda que cuenta con casi veinticuatro siglos de existencia porque las primeras noticias de ella nos las ofrece Platón que nos habla de una gran isla llamada Atlántida, más grande que Asia y Libia juntas, situada al otro lado de las Columnas de Hércules, habitada por un pueblo poderoso y guerrero, que en un momento dado invadió Europa y fue derrotado por los griegos al mando de los atenienses. Luego la isla desapareció como consecuencia de un gran seísmo y fue tragada por el mar.

La teoría de la localización en el Atlántico ha sido sustentada con geólogos eminentes, quienes han dado el nombre de la Atlántida a un hipotético continente que en sus tiempos habría ocupado el Atlántico Norte del que quedarían como testigos las islas Azores, Madeira, Canarias y Cabo Verde. Esta teoría se apoya en la naturaleza de los sedimentos paleozoicos y en la distribución geográfica de los animales y plantas actuales y extinguidas. Han sido también muchos historiadores canarios que han creído en una Atlántida canaria. Pero la verdad que sólo es un mito.

miércoles, 10 de abril de 2013

SELECCIÓN DE AUTORES LATINOS (Textos en Latín)

P. OVIDI NASONIS METAMORPHOSEN LIBER PRIMVS


In nova fert animus mutatas dicere formas

corpora; di, coeptis (nam vos mutastis et illas)

adspirate meis primaque ab origine mundi

ad mea perpetuum deducite tempora carmen!

Ante mare et terras et quod tegit omnia caelum 5

unus erat toto naturae vultus in orbe,

quem dixere chaos: rudis indigestaque moles

nec quicquam nisi pondus iners congestaque eodem

non bene iunctarum discordia semina rerum.

nullus adhuc mundo praebebat lumina Titan, 10

nec nova crescendo reparabat cornua Phoebe,

nec circumfuso pendebat in aere tellus

ponderibus librata suis, nec bracchia longo

margine terrarum porrexerat Amphitrite;

utque erat et tellus illic et pontus et aer, 15

sic erat instabilis tellus, innabilis unda,

lucis egens aer; nulli sua forma manebat,

obstabatque aliis aliud, quia corpore in uno

frigida pugnabant calidis, umentia siccis,

mollia cum duris, sine pondere, habentia pondus. 20

Hanc deus et melior litem natura diremit.

nam caelo terras et terris abscidit undas

et liquidum spisso secrevit ab aere caelum.

quae postquam evolvit caecoque exemit acervo,

dissociata locis concordi pace ligavit: 25

ignea convexi vis et sine pondere caeli

emicuit summaque locum sibi fecit in arce;

proximus est aer illi levitate locoque;

densior his tellus elementaque grandia traxit

et pressa est gravitate sua; circumfluus umor 30

ultima possedit solidumque coercuit orbem.

Sic ubi dispositam quisquis fuit ille deorum

congeriem secuit sectamque in membra coegit,

principio terram, ne non aequalis ab omni

parte foret, magni speciem glomeravit in orbis. 35

tum freta diffundi rapidisque tumescere ventis

iussit et ambitae circumdare litora terrae;

addidit et fontes et stagna inmensa lacusque

fluminaque obliquis cinxit declivia ripis,

quae, diversa locis, partim sorbentur ab ipsa, 40

in mare perveniunt partim campoque recepta

liberioris aquae pro ripis litora pulsant.

iussit et extendi campos, subsidere valles,

fronde tegi silvas, lapidosos surgere montes,

utque duae dextra caelum totidemque sinistra 45

parte secant zonae, quinta est ardentior illis,

sic onus inclusum numero distinxit eodem

cura dei, totidemque plagae tellure premuntur.

quarum quae media est, non est habitabilis aestu;

nix tegit alta duas; totidem inter utramque locavit 50

temperiemque dedit mixta cum frigore flamma









C. VALERIVS CATVLLVS

I. ad Cornelium

Cui dono lepidum novum libellum

arida modo pumice expolitum?

Corneli, tibi: namque tu solebas

meas esse aliquid putare nugas.

Iam tum, cum ausus es unus Italorum

omne aevum tribus explicare cartis...

Doctis, Iuppiter, et laboriosis!

Quare habe tibi quidquid hoc libelli—

qualecumque, quod, o patrona virgo,

plus uno maneat perenne saeclo!

II. fletus passeris Lesbiae

Passer, deliciae meae puellae,

quicum ludere, quem in sinu tenere,

cui primum digitum dare appetenti

et acris solet incitare morsus,

cum desiderio meo nitenti

carum nescio quid lubet iocari

et solaciolum sui doloris,

credo ut tum gravis acquiescat ardor:

tecum ludere sicut ipsa possem

et tristis animi levare curas!

V. ad Lesbiam

VIVAMUS mea Lesbia, atque amemus,

rumoresque senum seueriorum

omnes unius aestimemus assis!

soles occidere et redire possunt:

nobis cum semel occidit breuis lux,

nox est perpetua una dormienda.

da mi basia mille, deinde centum,

dein mille altera, dein secunda centum,

deinde usque altera mille, deinde centum.

dein, cum milia multa fecerimus,

conturbabimus illa, ne sciamus,

aut ne quis malus inuidere possit,

cum tantum sciat esse basiorum.

PHAEDRI AVGVSTI LIBERTI FABVLARVM AESOPIARVM LIBER PRIMVS

Prologus

Aesopus auctor quam materiam repperit,

hanc ego polivi versibus senariis.

Duplex libelli dos est: quod risum movet

et quod prudenti vitam consilio monet.

Calumniari si quis autem voluerit,

quod arbores loquantur, non tantum ferae,

fictis iocari nos meminerit fabulis.

I. Lupus et Agnus

Ad rivum eundem lupus et agnus venerant,

siti compulsi. Superior stabat lupus,

longeque inferior agnus. Tunc fauce improba

latro incitatus iurgii causam intulit;

'Cur' inquit 'turbulentam fecisti mihi

aquam bibenti?' Laniger contra timens

'Qui possum, quaeso, facere quod quereris, lupe?

A te decurrit ad meos haustus liquor'.

Repulsus ille veritatis viribus

'Ante hos sex menses male' ait 'dixisti mihi'.

Respondit agnus 'Equidem natus non eram'.

'Pater hercle tuus' ille inquit 'male dixit mihi';

atque ita correptum lacerat iniusta nece.

Haec propter illos scripta est homines fabula

qui fictis causis innocentes opprimunt.

II. Ranae Regem Petunt

Athenae cum florerent aequis legibus,

procax libertas civitatem miscuit,

frenumque solvit pristinum licentia.

Hic conspiratis factionum partibus

arcem tyrannus occupat Pisistratus.

Cum tristem servitutem flerent Attici,

non quia crudelis ille, sed quoniam grave

omne insuetis onus, et coepissent queri,

Aesopus talem tum fabellam rettulit.

'Ranae, vagantes liberis paludibus,

clamore magno regem petiere ab Iove,

qui dissolutos mores vi compesceret.

Pater deorum risit atque illis dedit

parvum tigillum, missum quod subito vadi

motu sonoque terruit pavidum genus.

Hoc mersum limo cum iaceret diutius,

forte una tacite profert e stagno caput,

et explorato rege cunctas evocat.

Illae timore posito certatim adnatant,

lignumque supra turba petulans insilit.

Quod cum inquinassent omni contumelia,

alium rogantes regem misere ad Iovem,

inutilis quoniam esset qui fuerat datus.

Tum misit illis hydrum, qui dente aspero

corripere coepit singulas. Frustra necem

fugitant inertes; vocem praecludit metus.

Furtim igitur dant Mercurio mandata ad Iovem,

adflictis ut succurrat. Tunc contra Tonans

"Quia noluistis vestrum ferre" inquit "bonum,

malum perferte". Vos quoque, o cives,' ait

'hoc sustinete, maius ne veniat, malum'.



HORACIO

II

Iam satis terris niuis atque dirae

grandinis misit Pater et rubente

dextera sacras iaculatus arces

terruit Vrbem,

terruit gentis, graue ne rediret 5

saeculum Pyrrhae noua monstra questae,

omne cum Proteus pecus egit altos

uisere montis,

piscium et summa genus haesit ulmo,

nota quae sedes fuerat columbis, 10

et superiecto pauidae natarunt

aequore dammae.

Vidimus flauom Tiberim retortis

litore Etrusco uiolenter undis

ire deiectum monumenta regis 15

templaque Vestae,

Iliae dum se nimium querenti

iactat ultorem, uagus et sinistra

labitur ripa Ioue non probante

uxorius amnis. 20

Audiet ciuis acuisse ferrum,

quo graues Persae melius perirent,

audiet pugnas uitio parentum

rara iuuentus.

Quem uocet diuum populus ruentis 25

imperi rebus? Prece qua fatigent

uirgines sanctae minus audientem

carmina Vestam?

Cui dabit partis scelus expiandi

Iuppiter? Tandem uenias precamur, 30

nube candentis umeros amictus,

augur Apollo,

siue tu mauis, Erycina ridens,

quam Iocus circumuolat et Cupido,

siue neglectum genus et nepotes 35

respicis, auctor,

heu nimis longo satiate ludo,

quem iuuat clamor galeaeque leues,

acer et Mauri peditis cruentum

uoltus in hostem, 40

siue mutata iuuenem figura

ales in terris imitaris, almae

filius Maiae, patiens uocari

Caesaris ultor.

Serus in caelum redeas diuque 45

laetus intersis populo Quirini,

neue te nostris vitiis iniquum

ocior aura

tollat; hic magnos potius triumphos,

hic ames dici pater atque princeps, 50

neu sinas Medos equitare inultos

te duce, Caesar.









P. CORNELI TACITI ANNALIVM LIBER PRIMVS

[1] Urbem Romam a principio reges habuere; libertatem et consulatum L. Brutus instituit. dictaturae ad tempus sumebantur; neque decemviralis potestas ultra biennium, neque tribunorum militum consulare ius diu valuit. non Cinnae, non Sullae longa dominatio; et Pompei Crassique potentia cito in Caesarem, Lepidi atque Antonii arma in Augustum cessere, qui cuncta discordiis civilibus fessa nomine principis sub imperium accepit. sed veteris populi Romani prospera vel adversa claris scriptoribus memorata sunt; temporibusque Augusti dicendis non defuere decora ingenia, donec gliscente adulatione deterrerentur. Tiberii Gaique et Claudii ac Neronis res florentibus ipsis ob metum falsae, postquam occiderant, recentibus odiis compositae sunt. inde consilium mihi pauca de Augusto et extrema tradere, mox Tiberii principatum et cetera, sine ira et studio, quorum causas procul habeo.

[2] Postquam Bruto et Cassio caesis nulla iam publica arma, Pompeius apud Siciliam oppressus exutoque Lepido, interfecto Antonio ne Iulianis quidem partibus nisi Caesar dux reliquus, posito triumviri nomine consulem se ferens et ad tuendam plebem tribunicio iure contentum, ubi militem donis, populum annona, cunctos dulcedine otii pellexit, insurgere paulatim, munia senatus magistratuum legum in se trahere, nullo adversante, cum ferocissimi per acies aut proscriptione cecidissent, ceteri nobilium, quanto quis servitio promptior, opibus et honoribus extollerentur ac novis ex rebus aucti tuta et praesentia quam vetera et periculosa mallent. neque provinciae illum rerum statum abnuebant, suspecto senatus populique imperio ob certamina potentium et avaritiam magistratuum, invalido legum auxilio quae vi ambitu postremo pecunia turbabantur.

[3] Ceterum Augustus subsidia dominationi Claudium Marcellum sororis filium admodum adulescentem pontificatu et curuli aedilitate, M. Agrippam ignobilem loco, bonum militia et victoriae socium, geminatis consulatibus extulit, mox defuncto Marcello generum sumpsit; Tiberium Neronem et Claudium Drusum privignos imperatoriis nominibus auxit, integra etiam tum domo sua. nam genitos Agrippa Gaium ac Lucium in familiam Caesarum induxerat, necdum posita puerili praetexta principes iuventutis appellari, destinari consules specie recusantis flagrantissime cupiverat. ut Agrippa vita concessit, Lucium Caesarem euntem ad Hispaniensis exercitus, Gaium remeantem Armenia et vulnere invalidum mors fato propera vel novercae Liviae dolus abstulit, Drusoque pridem extincto Nero solus e privignis erat, illuc cuncta vergere: filius, collega imperii, consors tribuniciae potestatis adsumitur omnisque per exercitus ostentatur, non obscuris, ut antea, matris artibus, sed palam hortatu. nam senem Augustum devinxerat adeo, uti nepotem unicum Agrippam Postumum, in insulam Planasiam proiecerit, rudem sane bonarum artium et robore corporis stolide ferocem, nullius tamen flagitii conpertum. at hercule Germanicum Druso ortum octo apud Rhenum legionibus inposuit adscirique per adoptionem a Tiberio iussit, quamquam esset in domo Tiberii filius iuvenis, sed quo pluribus munimentis insisteret. bellum ea tempestate nullum nisi adversus Germanos supererat, abolendae magis infamiae ob amissum cum Quintilio Varo exercitum quam cupidine proferendi imperii aut dignum ob praemium. domi res tranquillae, eadem magistratuum vocabula; iuniores post Actiacam victoriam, etiam senes plerique inter bella civium nati: quotus quisque reliquus qui rem publicam vidisset?

[4] Igitur verso civitatis statu nihil usquam prisci et integri moris: omnes exuta aequalitate iussa principis aspectare, nulla in praesens formidine, dum Augustus aetate validus seque et domum in pacem sustentavit. postquam provecta iam senectus aegro et corpore fatigabatur, aderatque finis et spes novae, pauci bona libertatis in cassum disserere, plures bellum pavescere, alii cupere. pars multo maxima inminentis dominos variis rumoribus differebant: trucem Agrippam et ignominia accensum non aetate neque rerum experientia tantae moli parem, Tiberium Neronem maturum annis, spectatum bello, set vetere atque insita Claudiae familiae superbia, multaque indicia saevitiae, quamquam premantur, erumpere. hunc et prima ab infantia eductum in domo regnatrice; congestos iuveni consulatus, triumphos; ne iis quidem annis, quibus Rhodi specie secessus exul egerit, aliud quam iram et simulationem et secretas lubidines meditatum. accedere matrem muliebri inpotentia: serviendum feminae duobusque insuper adulescentibus, qui rem publicam interim premant, quandoque distrahant.