miércoles, 10 de noviembre de 2010

ESOS EMPERADORES TAN LOCOS

Tonterías en un imperio. Este trabajo va sobre todos aquello emperadores que cometieron ‘’algunas’’ locuras o excentricidades.


CÓMODO

Una de sus excentricidades era participar en los juegos gladiatorios (claramente amañados). Durante sus doce años de reinado Cómodo participó en setecientos treinta y cinco combates en el anfiteatro de Flavio. En uno de los festivales ordenó traer al anfiteatro a todos los hombres que habían perdido sus piernas en guerras o por enfermedad. Vestido como el héroe Hércules, asesinó a más de cien con un pesado garrote. Para demostrar su desprecio por el Senado, Cómodo mató una avestruz en la arena y levantó en alto la cabeza del animal para mostrársela a los senadores en las gradas, sugiriéndoles que podía hacer lo mismo con ellos.
Cómodo tenía cinco hermanas una de ellas, lucilla, habría mantenido relaciones sexuales con este. Años más tarde, Lucilla y la esposa de Cómodo fueron acusadas de conspiración y asesinadas en la isla de Capri. Después el emperador se hizo adorar como la encarnación de Hércules y Mitra, convencido de ser representación de aquellos personajes mitológicos, incluso adoptó el divinizado titulo de Hércules Romanus. Sus rarezas y excentricidades parecían no tener fin tampoco: sentía una extraña debilidad por las personas con nombres que recordaran a los animales.
Otra de ellas eran las distracciones “escatológicas” que practicaba, como la de sorprender a sus invitados con sabrosísimos manjares y algo menos apetecibles, excrementos y, hasta sangre menstrual, que los asistentes estaban obligados a probar sin mostrar el asco que le daban.
En otra de sus locuras el emperador se había recluido en el Palatino acompañado de 300 prostitutas y algunos pederastas, de manera que sus orgías no tuviesen fin en sus dominios domésticos.

CALÍGULA

En apenas un año, gastó todo el tesoro que había heredado de Tiberio, unos 2.700 millones de sestercios, teniendo que tapar aquel enorme agujero con nuevos y gravosos impuestos de los que no se salvaba nadie. Por ejemplo, impuso un canon a los alimentos, otro por los juicios, a los mozos de cuerda, a las cortesanas e incluso a todos los que tenían la feliz idea de contraer matrimonio.
Formaba parte de su esquizofrenia su desinterés, convertido en odio, por los más famosos autores contemporáneos, ordenando la destrucción (aunque, a la postre, no lo consiguió) de todas las obras de Homero, Virgilio, Tito Livio y otros.
Tuvo una pasión incestuosa por una de sus hermanas, Julia Drusila. Muy jóvenes ambos, Calígula la había poseído por primera vez, siendo sorprendidos los dos adolescentes en el lecho por la abuela Antonia, en cuya casa vivían. Nunca renunciaría a ella, sino que, años después, y a pesar de que la habían casado con un tal Lucio Casio Longino, Calígula la compartió y fue Drusila, al mismo tiempo, esposa legítima de su hermano. Incluso durante una grave enfermedad que parecía iba a ser definitiva y con un fatal desenlace, Calígula nombró como heredera a su misma adorada hermana y esposa. Justificaba esta atípica relación en que, en las dinastías de los Ptolomeos, en su adorado Egipto, esto —la unión de dos hermanos— era considerado una relación incluso sagrada. Su amor hacia Drusila le llevó a sentarla junto a él en el Olimpo que había creado con su misma persona como dios principal, divinizándola también. Cuando ella murió, Calígula no tuvo consuelo, y muy afectado, ordenó e impuso un luto general, dictando durísimos castigos para los que, en ese período de duelo, se bañaran, se rieran aunque fuese poco o, en fin, hubieran comido en familia de forma distendida o agradable.
Con sus otras hermanas, las cuales, después de yacer en el lecho del emperador, fueron entregadas por éste a varios amigos como auténticas prostitutas que estos podían utilizar y explotar a su antojo.
En otra ocasión, habiendo sido invitado a la boda de un patricio llamado Pisón, durante el banquete decidió robarle la esposa (Livia Orestila) al atónito flamante marido, llevándosela a sus aposentos y poseyéndola. Justificó este rapto y posesión en que, realmente, Livia era su esposa, y amenazó a Pisón si tenía la audacia de tocar a su mujer. Y es que las caricias impacientes de los desposados habían enardecido a Calígula, que quiso adelantarse al marido en el disfrute de la todavía virgen esposa. Esta conducta indigna del Emperador no era excepcional, ya que en los banquetes solía examinar detenidamente a las damas asistentes, y no evitaba levantarles los vestidos y comparar sus intimidades, escogiendo a alguna y retirándose para gozarla, como hiciera con la desgraciada Livia Orestila. Después regresaba con evidencias del encuentro y se deleitaba ante los asistentes con confidencias sexuales sobre la arrebatada de turno.
Perdido el norte, Calígula empezó a practicar toda una serie de conductas absurdas y crueles como, por ejemplo, entre las primeras, el nombrar cónsul a su caballo favorito, Incitatus (Impetuoso), al que puso un pesebre de marfil y dotó de abundante servidumbre a su disposición. Y, entre las segundas, su deseo, expresado a gritos, de que «el pueblo sólo tuviera una cabeza para cortársela de un solo tajo», producto de una rabieta imperial al oponerse el público del circo a la muerte de un gladiador contra lo decidido por Calígula.
También se distraía llevando sus cuentas personalmente, unas cuentas consistentes en redactar la lista de los prisioneros que, cada diez días, debían ser ejecutados. Otra contabilidad llevada personalmente fue la de su propio gran prostíbulo, que había hecho construir dentro del recinto de su palacio y que resultó un negocio redondo. En otro orden de cosas, y para producir aún más terror, todas estas distracciones las vivía disfrazándose y maquillándose de forma que sus actos, de por sí ya terribles, contaran con el añadido de lo siniestro, de manera que sus caprichos resultaran implacables haciendo temblar a sus víctimas aún más. Las ejecuciones eran tan numerosas que, a veces, no había una razón medianamente comprensiva para tan definitivo castigo, como en el caso del poeta Aletto, que fue quemado vivo porque el Emperador creyó toparse con cierta falta retórica en unos versos compuestos, precisamente, a la mayor gloria de Calígula, por el desgraciado vate.


NERÓN

Ordenó la ejecución de sus dos maestros, Burro y Séneca, y a otros artistas y literatos (como el poeta Lucano, sobrino de Séneca). Progresivamente instauró una época de delirios y locuras asesinas. En Nerón parecieron confluir todos los desequilibrios de sus antepasados y familiares. A raíz de ello, empezó a actuar fuera de sí: ordenó matar a Británico, hijo de Claudio y sucesor al trono, que había presenciado la muerte de su padre cuando tenía 12 años, bajo el veneno de Locusta. Nerón se ensañó con las personas más próximas a su entorno: las víctimas fueron tres mujeres: la primera, su propia progenitora, Julia Agripina, después seguirían sus dos —y sucesivas— esposas: Octavia y Popea. La rebeldía surgió ante el odio de Agripina por la liberta Actea, oposición que el Emperador acabó por no digerir dado el apasionamiento para con la ex meretriz. En este sentido, progresivamente fue germinando en su cerebro la idea de desembarazarse de Agripina, convirtiéndose en obsesión cuando tuvo a su lado a su segunda esposa, Popea. El primer intento de acabar con la vida de su progenitora fracasó tras un fallo técnico: se trataba del lecho materno, donde unos operarios habían transformado el techo del dormitorio colocando planchas de plomo que debían caer, al accionar una palanca, sobre la regia durmiente, aplastándola literalmente. Pero la víctima pudo escapar y herida levemente, encerrarse en una de sus villas. Así, transcurridos unos días, volvió a la idea de intentar de nuevo la eliminación de quien le había llevado en su vientre. Había pensado en un barco trucado para su crimen, en el que iría su madre, que previamente se había dirigido a las fiestas de Minerva cerca de Nápoles. Nuevamente, el dispositivo falló y aunque la barcaza se partió en dos, su madre, que era una gran nadadora, pudo llegar a la orilla del golfo de Bayas. Más tarde, ordenó que, de inmediato, mataran definitivamente a aquella mujer que parecía reírse de él desde una aparente inmortalidad. Será un incondicional del Emperador, Aniceto, el que hunda su espada en el vientre de Agripina. A su vez, visitó el cadáver desnudo de su madre y, según Suetonio, lo examinó y acarició durante largo rato. Después, presa de un aparente arrepentimiento, se ocultó de la mirada de todos. Tiempo más tarde caerían también sus dos esposas.
Se entregó totalmente a las atracciones del circo –no sólo para diversión de la gente sino para el suyo propio– sin evitar, a veces, intervenir él mismo en los diferentes cuadros. Para ello, creó una escuela de gladiadores donde se entrenaban estos luchadores que, después, luchaban en la arena con otros gladiadores o con las fieras.

Autora: Náyade Cabrera Afonso.(4º ESO)

lunes, 8 de noviembre de 2010

Artemisa: un mito del siglo XXI

EL NACIMIENTO
El nacimiento de Artemisa fue muy polémico, ya que, Zeus, su padre, hizo el amor varias veces con Leto, su madre, mientras estaba con Hera. También, es verdad que a Zeus le gustaba todo lo que se moviera y tuviera falda o no. De esos encuentros eróticos, Leto se quedó embarazada, y esta noticia no le gustó a Hera.
- ¡Zeus, cómo has podido!- dijo Hera muy angustiada.
- Lo siento, querida Hera, la tentación me llamó y me enamoré de ella.
- ¿Y qué pasó con todas las anteriores? ¿Con todas las que me engañabas?- gritó desesperadamente Hera.
- Esas no eran nada, un desliz. Bueno, adiós Hera.
Zeus se marchó, pero Hera no se iba a quedar quieta.

SIETE MESES DESPUÉS
Hera fue en busca de Leto y no acertó a verla. Entonces, le robó el coche de marca Ilitía, el mejor que había en el mercado, para que ella no pudiera ir al hospital y perder a la niña que venía en camino. No tuvo suerte porque le prestaron un avión privado y se pudo desplazar al mejor hospital que había en el mundo, situado en la isla de Delos.
Leto al entrar, ya sudando, con contracciones y con dilatación de 7, vio una estatua de un cisne que caracterizaba a esa isla.
Ya habían entrado en el paritorio y allí estaba Zeus con su videocámara, más nervioso que Leto. Para gran sorpresa, no era solo una niña lo que esperaban como le dijo el médico, sino, ¡gemelos! Y los llamaron Apolo y Artemisa.
- ¿Qué tal estás, querida?- dijo Zeus todavía con la videocámara en la mano.
- Aquí con dolores, pero bien dentro de lo que cabe. ¿Y tú?- dijo Leto en plan coña.
- Aquí con mareos de tanto que me decía el médico inspira suspira... ¡Un sofoco, muchacha!
- Emm… cariño me lo decía a mí.
- ¡Ahhh! Con razón y yo asfixiadito que estaba. Bueno, me tengo que ir, ¿tú puedes hacerte cargo de los niños mientras yo esté fuera? Vendré a visitarlos en mis tiempos libres.
- Vale no pasa nada, bomboncín.- dijo Leto con voz tierna.
- Adiós, querida- dijo Zeus dándose la vuelta dirigiéndose a la puerta.

INFANCIA
Cuando Artemisa tenía solamente tres años pidió a Zeus, como regalo de cumpleaños, que le regalase un anillo de castidad.
- Papi, para mi cumple quiero un anillito de estos que te hacen virgen para toda la vida.
- Vale cariño, eso está hecho bichillo. -Dijo Zeus saltando.
Zeus todo privado de la vida fue a comprárselo.

PASARON MUCHOS AÑOS.
Artemisa era la chica más popular del instituto Saulo Torón y su pasatiempo favorito era la caza, acompañada siempre con su padre, que fue quien le aficionó a ese hobby. Jamás iba sin su rifle al que tanto cariño le tenía, porque era heredado. También le gustaba cazar con su hermano gemelo. A ella le simbolizaba un collar en forma de Luna, tan defendido por ella que nadie sabía su origen ni el porqué lo llevaba.
Un día Artemisa salió con sus amigas a la playa de Los Dos Roques y se bañó desnuda en el Pozo Azul. Ellas hablaban y hablaban de sus cotilleos.
- Artemisa, tía, súper fuerte, sabes que Braulio José se enrolló con María Alfonsa. Créetelo tía.
- ¡Noooooo! –dijo Artemisa con toda la boca abierta que le entró hasta agua.
- ¡Síííííí!- le confirmó la del cotilleo.
- ¡¡¡No jodas!!!- dijo la que estaba a la derecha.
- Pues si tía- confirmó ya con acento muy muy pijo.
- ¡¡¡Que fuerte no!!!- replicó Artemisa.
- ¡¡¡Si, loca!!! – Otra vez habló la de los cotilleos.
Que conversación tan fluida…
Muy cerca de allí, había un niño jugando a la pelota y sin querer le dio a Artemisa. Su amiga salió en su defensa y dijo:
- ¡¡Chacho mi niiiiiño!! ¡¡¡Tu eres bobo o que!!! ¡¡¡Hay diooos como te coja agárrate los calzones!!!!- dijo gritándole al niño. – Fuerte friki tía... – dijo al darse la vuelta.
- ¡¡Ehh, relájese!! Si estás calentita te me enfrías.- dijo el niño que tiró la pelota.
La amiga al darse la vuelta vio que había un niño detrás de las rocas y era Acteón, un chico muy guapo sin ninguna imperfección. La amiga se lo dijo a Artemisa, y ella se enfureció tanto que agarró a Acteón y casi lo ahoga.
- ¡Para, para... que me ahogas muchacha!-dijo desesperado.
- No haberme espiado. ¡Así, no querías viento pues echa la cometa!- dijo Artemisa gritando.
- Lo siento es que pasaba y no me pude resistir, me dejaste moradito.- dijo con voz seductora.
- Fastídiate- acentuó Artemisa despreciándolo.
Al día siguiente, en el instituto, Acteón presumió de lo que había visto en la playa. Cuando llegó a oídos de Artemisa se vengó, de tal forma que le envió una nota falsa para hacer su plan.
Quedaron en el faro de Sardina y empezaron a discutir.
- ¡Pero tú que te has creído cabeza de chorlito!
- Lo-lo siento-dijo tartamudeando Acteón.
- No me obligues a pegarte un cachetón.- Dijo Artemisa ya con voz de amenaza.
Acteón estaba aturdido y daba pasos hacia atrás, cuando de repente el suelo se deslizó cayendo al vació; pero tuvo tanta suerte que se agarró a unas ramitas que se asimilaban a los cuernos de un ciervo, pero éstas, eran tan frágiles que cedieron con su peso arrojándolo al mismísimo Poseidón. De esta manera quedó atrapado entre las furias de las olas que parecían perros salvajes.
- ¡Acteooooooooooón!- dijo gritando y triste Artemisa.

Después de varios meses de lo ocurrido, Artemisa tuvo otro compañero de caza, después de su ex – novio. A Apolo no le caía bien, por la razón de que su hermana pasaría de él y porque tenía miedo de que le hiciera lo mismo que su antiguo novio.
Apolo ideó un plan para librarse de él. Le contó a su mejor amiga lo que le encantaría que le sucediese, entonces los dos tramaron un plan que parecía perfecto.
- Sé que podríamos hacer para librarnos del pesado ese- dijo Apolo.
- Puedo coger uno de mis escorpiones y ponérselos en su cama- Dijo la amiga con voz rara.
- Jajajajajajaja – rieron los dos al unísono- ¡Qué buena idea!
Ese mismo día, por la noche, Apolo entró en su habitación y le colocó el escorpión en la cama, matándolo en el acto.

Y aquí acaba la historia de Artemisa, diosa de la caza y la castidad.
Autoras: Ylenia Rodríguez González y Alba Pérez Rodríguez (4º ESO)

jueves, 21 de octubre de 2010

EL LATÍN Y EL GRIEGO NO SON LENGUAS MUERTAS

UNA DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
EL LATÍN Y EL GRIEGO NO SON LENGUAS MUERTAS

Porque una lengua muerta no la habla nadie.
Porque una lengua muerta no la lee nadie.
Porque una lengua muerta no la entiende nadie.
Y el latín tiene una comunidad numerosa de hablantes por todo el mundo. Porque es lengua oficial de un país. Porque cuando hay un descubrimiento se recurre a él para nombrar lo nuevo. Porque es una lengua cuyos tecnicismos se entienden en todas partes. Porque se puede leer y comprender, no hace falta, en el 90% de las veces, la intervención de otras lenguas para comprenderlo. Porque es vehículo de cultura.

Porque el latín es la lengua madre de más de 100 millones de personas en Europa y otras miles de millones en el mundo. Porque el español no deja de ser latín mal hablado.

Porque son nuestras raíces en todos los sentidos. Porque gracias a sus avances en medicina, técnica, guerra, derecho... hoy somos algo más y estamos algo más adelantados. Porque el lenguaje médico es latín puro. Porque una gran parte del léxico del inglés es latín puro. Porque por su base indoeuropea el aprendizaje y comprensión de la gramática y los fenómenos lingüísticos de otras lenguas es más fácil porque son comunes...

Porque el filólogo/a clásico/a es una persona curiosa interesada por su lengua y su pasado.

Porque el conocimiento del latín y del griego supone un conocimiento más amplio de nuestra lengua... Porque permite conocer la quintaesencia de nuestra lengua y de nuestra cultura.

El latín y el griego no son lenguas muertas.

Porque se hablan, se leen, se escriben.
Porque si lo fueran, ya haría años que no se estudiarían.
Porque si fueran lenguas muertas, nadie conocería su propia lengua.
Porque si fueran lenguas muertas, no se tendrían mecanismos ni raíces para crear nuevas palabras.
Porque si fuera una lengua muerta, no estaría en evolución constante.
Porque si fuera una lengua muerta no llevaría más de dos milenios hablándose.
Porque si fuera una lengua muerta no habría dado lugar a tanta cultura ni a tantas otras lenguas.
Porque si hubiera muerto, se habría perdido una parte importante de la historia de la humanidad.
Porque si fuera una lengua muerta, Europa no estaría orgullosa de sus raíces, porque no tendría raíces.

Porque si fuera una lengua muerta, los médicos no tendrían vocabulario ni los conocimientos que tienen, los historiadores no conocerían más de mil años de historia, los ingenieros no conocerían los elementos básicos de la técnica, los militares no sabrían desarrollar estrategias, los arquitectos no tendrían modelos que han servido durante siglos, no habría modelos de comportamiento moral, los políticos serían inútiles (aunque esto sea un poco la excepción), los juristas se guiarían por el interés propio, los científicos no tendrían con qué nombrar las cosas y que lo entendieran todos, los químicos seguirían jugando a la magia, ni siquiera tendríamos arados para cultivar la tierra, los maestros no sabrían enseñar...

Porque la esencia del latín y el griego la llevamos intrínseca en nuestro ser, nos inspira, nos asombra, nos enseña, nos acoge, nos une... lo admiramos. No hay nadie que quede indiferente ante el Coliseo, el Partenón, una obra de ingeniería romana, la Iliada, las técnicas de guerra, los modos de vida, el respeto por la familia, el amor a la patria, sus organizaciones, sus personajes, sus hazañas, su cultura ...
Porque si fueran lenguas muertas, nuestra sociedad sería primitiva.

Porque nadie puede renegar de su pasado ni de sus padres: siempre estarán ahí.

Por eso un filólogo clásico es una persona necesaria para la sociedad: porque quien desconoce su pasado, está condenado a repetirlo en el futuro.

Porque el placer de poder leer y comprender el latín y el griego en sí mismos es muy intenso, indescriptible, emocionante. Es un placer permitido a unos pocos, cuya curiosidad y amor por la lengua y la cultura les ha llevado por estos caminos. Un filólogo clásico no está interesado en el dinero, sino en poder acercar al mundo pequeños tesoros que a la mayoría de la gente pasan desapercibidos... Porque son garantes de esa memoria.

Por todo esto, y muchas cosas más, el latín y el griego no son lenguas muertas. Son mi pasado, mi presente y mi futuro, mi vocación, a lo que pienso dedicar mi vida.

La puerta está abierta, sólo tienes que cruzar el umbral.

(Artículo del blog ITACA, publicado en Septiembre de 2006.)

lunes, 5 de julio de 2010

COLISEO - ANFITEATRO FLAVIO






La construcción del Coliseo comenzó bajo el mandato del emperador Vespasiano en el año 70, continuado por su hijo Tito, que lo inauguraría en 80, aún inconcluso. Fue terminado en el 82 por su otro hijo Domiciano, que añadiría el último piso y los sótanos. Estos emperadores pertenecieron a la dinastía de los Flavios, de ahí el nombre de Anfiteatro Flavio.


Fue edificado dentro del enorme complejo del palacio de Nerón, la Domus Aurea, construida tras el incendio de Roma. Precisamente ocupó un espacio llano donde existía una laguna artificial, la Stagnum Neronis. Con esta y otras actuaciones se restituyeron a la hacienda pública los terrenos apropiados por Nerón.


Se desconoce la identidad del arquitecto del edificio, como ocurría en general con la mayoría de las obras romanas: las edificaciones públicas se erigían para mayor gloria de los emperadores. a lo largo de los años se han barajado los nombres de Rabirio, Severo, Gaudencio o incluso Apolodoro de Damasco, aunque se sabe que este útimo llegó a Roma en el año 105. Lo cierto es que su identidad sigue siendo un misterio.


Algunos historiadores creen que pudo haberse financiado gracias a la toma de Jerusalén en el año 70. Dio Casio afirma que se sacrificaron 5000 animales durante los 100 días que duraron los festejos de inauguración.


El terreno de juego propiamente dicho era un óvalo de 87 por 55 metros, y en realidad era una plataforma construida en madera y cubierta de arena. Todo el subsuelo era un complejo de túneles y mazmorras (el hipogeo') en el que se alojaba a los gladiadores, a los condenados y a los animales. El suelo disponía de varias trampillas y montacargas que comunicaban con el sótano y que podían ser usadas durante el espectáculo.


El plano de la arena tenía un completo sistema de drenaje, conectado a cuatro imponentes cloacas. Se ha sugerido que obedecen a la necesidad de evacuar el agua tras los espectáculos navales. Sin embargo parece ser que ya Domiciano, abandonando la idea de la naumaquia, pavimentó las cloacas y colocó en la arena los montacargas para los combates de gladiadores. La cubierta de madera ya no se conserva, con lo que todo el laberinto subterráneo permanece hoy al aire libre.




El Coliseo fue la obra más grandiosa de la arquitectura romana, y en él se utilizaron las más variadas técnicas de construcción. Las pilastras y los arcos son de travertino colocado sin argamasa. En las partes inferiores y en los sótanos se empleó la toba del mismo modo. Muchos de estos sillares iban sujetos con grapas metálicas. Las bóvedas que sostienen la cávea se hicieron vertiendo argamasa de cemento directamente sobre cimbras de madera, una innovación que aligeraba la fábrica.


El hecho de que el edificio se ubicase sobre una laguna obligó a excavar hasta 14 metros de limos inservibles y realizar una cimentación de casi 13 metros de opus cementicium (hiladas de argamasa de cal y piedras alternadas).


AUTORA: Jacqueline Mederos Macías ( 3ºeso B)

miércoles, 30 de junio de 2010

Italia mágica

ITALIA MÁGICA 2010

Alumnos del IES SAULO TORÓN de Gáldar han realizado un viaje de fin de curso a Italia, visitando las ciudades de Roma, Siena, Pisa, Florencia y Venecia, del 20 de al 26 de junio.



Día 1º.- GRAN CANARIA – MADRID – ROMA.-
Presentación en el aeropuerto de Gran Canaria a la hora convenida para realizar los trámites de facturación y embarque con destino Madrid. Llegada a Madrid y salida para Roma en vuelo de Iberia. Traslado en guagua a nuestro hotel en la en la “CIUDAD ETERNA”, reparto de habitaciones y tiempo libre para un primer contacto con la ciudad hasta la hora de la cena. En la noche daremos un paseo para contemplar la Roma iluminada.

Día 2º.- ROMA.-
Desayuno y visita al Estado del Vaticano. Tiempo libre para pasear por la plaza de San Pedro, una de las plazas más monumentales del mundo con la columnata de Bernini del S XVIII con 254 columnas dóricas y que sirve de solemne vestíbulo a la Basílica de San Pedro, la más imponente y grandiosa de la cristiandad, así como el centro del mundo católico donde se encuentra “La Piedad” de Miguel Ángel, el Baldaquino de Bronce del S XVII de Bernini, etc. También visitaremos los impresionantes y fastuosos Museos Vaticanos, así como la Capilla Sixtina, que es la capilla privada oficial de los pontífices, en la que se celebran los cónclaves para la elección de los Papas, cuya bóveda se haya decorada con los frescos de Miguel Ángel y la pared del Altar Mayor está cubierta por el gran fresco del Juicio Universal que Miguel Ángel pintó en la época de Pablo III. Después de la comida, daremos un relajante paseo por las intricadas calles y callejuelas peatonales de la Roma barroca. Nos acercaremos a la Plaza Navona, bellísima y grandiosa plaza de la Roma barroca, en cuyo centro se encuentra la Fontana de Fiumi de Bernini y donde numerosos pintores exponen sus obras al aire libre. Tiempo libre para degustar el famoso “Tartufo de chocolate”. Seguiremos con nuestro recorrido hacia el fastuoso Panteón para luego continuar hacia la Fontana de Trevi, considerada la fuente más famosa y monumental de Roma, y una de las más extraordinarias creaciones del S. XVIII. Desde aquí pondremos rumbo a la Plaza de España para disfrutar de una de las vistas panorámicas más ricas sobre la Roma clásica, al tiempo que saborearemos su ambiente bohemio. A la hora convenida nos trasladaremos al hotel. Cena y espacio Lúdico libre.

Día 3º.- ROMA.-
Tras el desayuno, retomaremos nuestra visita al centro de la ciudad. Hoy comenzaremos por la Basílica Patriarcal de Santa María La Mayor que es la única que ha conservado su estructura paleocristiana, continuaremos hacia S. Pietro in Víncolo donde podremos admirar “El Moisés” de Miguel Ángel. Desde aquí nos dirigiremos al famoso Coliseo considerado como el más bello de los anfiteatros romanos y con el que iniciamos la visita de la Roma clásica a través de los Foros Imperiales. A lo largo de ellos discurrirá la mañana que culminaremos en la Plaza de Venecia, después de pasar por el “Capitolio” (antiguo centro político de Roma), donde dispondremos de tiempo libre para disfrutar de su entorno: Columna y Foro de Trajano. A su término realizaremos el almuerzo en restaurante del centro. Tarde libre para el disfrute personal. A la hora convenida, cena y alojamiento.

Día 4º.- ROMA – SIENA – PISA - FLORENCIA.-
Desayuno y salida hacia Siena, situada en la región de la Toscana. De esta ciudad destaca la Plaza del Campo, una de las plazas más bellas de Europa, rodeada de antiguos palacios y la torre del Mangia de 102 metros de altura, plaza famosa por su especial carrera de caballos del Palio. El Duomo o Catedral y el campanile, en mármoles bicolores, se perfilan sobre el caserío de Siena. Tras la comida continuaremos hacia Pisa ciudad famosa por los monumentos románicos que conforman el Campo de los Milagros, destacando: el Duomo, Baptisterio, Campo Santo y el famosos Campanario o Torre inclinada, con una escalera de 294 peldaños, donde Galileo realizó sus experimentos sobre la gravedad. Tiempo libre para su visita. A la hora convenida partiremos para Florencia. Llegada a nuestro hotel, reparto de habitaciones, cena, espacio lúdico y alojamiento.

Día 5º.- FLORENCIA.-
Desayuno y traslado hasta el centro de Florencia donde comenzaremos la visita por La Academia donde se encuentra el “David” de Miguel Ángel, para luego salir a descubrir la Plaza del Duomo, con la Catedral de Santa María dei Fiore, revestida con mármoles de colores, el Campanario, el Baptisterio, y visita al “mercadillo” más famoso de Europa donde se encuentra de todo. Continuación hasta la Plaza de la Signoría, centro de la vida de la ciudad más bella del mundo, donde contemplaremos, entre otros edificios importantes, el Palazzo Vecchio, la Logia de la Signaría y las numerosas esculturas que le confieren un aire especial a esta plaza. Seguiremos con la visita acercándonos al Ponte Vecchio, el puente más antiguo de la ciudad, de tres ojos y plagado de pequeñas, bonitas y baratas joyerías que nos conducirán al término de nuestra visita. A la hora convenida, traslado al hotel, cena, espacio lúdico y alojamiento.

Día 6º.-) FLORENCIA – VENECIA.-
Desayuno y salida hacia Venecia. Llegada a Punta Umbría y embarque en vaporetto hacia la fascinante y misteriosa Venecia, donde tendrán oportunidad de conocer y recrear sus principales monumentos y lugares de interés: la romántica Plaza de San Marcos, con su impresionante Basílica, junto al Palacio Ducal y frente al Campanario, el misterioso y famoso Puente de los Suspiros, etc.. Por la tarde tiempo libre para acercarse hasta el Puente Rialto, a sus tiendas con gran variedad de artesanía local, joyería y cristal de murano; también podremos, de forma opcional, realizar el tradicional y romántico paseo en góndola por sus canales. A última hora de la tarde partiremos hacia nuestro hotel. Llegada al hotel, cena, y espacio lúdico para disfrutar de la noche veneciana.

Día 7º.- VENECIA – MADRID – GRAN CANARIA
Desayuno y tiempo libre hasta la hora de salir hacia el aeropuerto de Venecia para realizar los trámites de facturación y embarque en vuelo IB3645 de las 12:20 con destino a Madrid. Llegada a Madrid y salida a las 16:35 en vuelo IB958 con destino a Gran Canaria. Llegada al aeropuerto de Gran Canaria a las 18:20
En los próximos días colgaremos una selección de fotos que algunos alumnos nos han dejado.

viernes, 11 de junio de 2010

MITOS GRIEGOS EN EL SIGLO XXI: APOLO Y DAFNE


Inauguramos esta sección con la que pretendemos acercar los mitos de la Antigüedad al siglo XXI versionándolos con un lenguaje actual, y enfocado sobretodo a los jóvenes y a situaciones más o menos reales que se producen en nuestras días. Así, presentamos dos versiones muy distintas del mito de Apolo y Dafne, que los alumnos del IES Saulo Torón de Gáldar han interpretado como un claro episodio de acoso sexual.






Aquella mañana Apolo se despertó con aires de superioridad. Necesitaba competir con alguien. Entonces pensó en Cupido. Cupido era su hermano más pequeño. Se pasaba el día por ahí lanzando flechas a la gente para que se enamorara. Él demostraría que esa chorrada de las flechitas la podía hacer él, incluso mejor que Cupido. Cuando llegó la hora del desayuno lo comentó con sus hermanos, intentando siempre, que Cupido lo entendiera. Pero a Cupido la idea de su hermano no le hizo ninguna gracia. La arrogancia de Apolo había llegado a tal punto que ya se creía mejor que él lanzando flechas de amor, cuando todo el mundo sabía que Cupido era el tirador más certero de todo Gáldar, y me atrevo a decir más, de toda la comarca Norte de Gran Canaria. Cupido, tras oír el discurso de Apolo se dirigió a su cuarto ensimismado en sus pensamientos. Todos sus hermanos se extrañaron por la brusca reacción del chico. Ellos sabían que ganaría Cupido. ¿Qué era lo que le faltaba a él para estar tan inseguro?


Cupido seguía pensando en su habitación. Seguro que sus hermanos creían que tenía miedo de Apolo. Pero él había abandonado la mesa porque su paciencia había llegado al límite. Ahora se vengaría de Apolo, y sabía muy bien cómo.


Apolo iba al instituto como todas las mañanas. O casi. Es verdad que llevaba su i-pod y que con él no le faltaba nada. Pero hoy se sentía extraño. Había herido a uno de sus hermanos. Cupido era muy susceptible y se enfadaba constantemente, pero hoy había sido peor.


Como siempre Apolo era muy puntual y era fácil tenderle una trampa. Cupido ya tenía preparada una de sus flechas de enamoramiento y otra de rechazo amoroso. Era verdad que a Apolo no le hacía falta una flecha para enamorarse de una chica como Dafne, pero no es lo mismo enamorarse que estar loco por alguien. Lanzar las flechas fue coser y cantar. Ahora Apolo sabría como se siente una persona cuando es constantemente humillado.


Mientras caminaba Apolo sintió un pequeño pinchazo. Pensó que sería algo repentino y casual. Entonces pasó al lado de Dafne. Nunca se había fijado pero ella tenía unos ojos preciosos. Pensó que sería interesante pedirle su móvil. Cuando se lo pidió ella se negó. Nadie le había dicho nunca que no. Insistió mucho, pero al final se rindió y decidió pedírselo a una de sus amigas que se lo dieron sin preguntar el porqué. No sabía el motivo pero desde esa mañana veía a Dafne con unos nuevos ojos. La veía hermosa y tenía la necesidad de hacerla suya. Ahora se sentaba lo más cerca posible de ella en clase e intentaba entablar conversación mientras ella por alguna extraña razón lo evitaba.


Desde que había entrado al instituto Dafne se notaba diferente. Nunca nadie le había causado un desagrado tan grande como Apolo desde el momento en el que le había venido a pedir el número de móvil. ¿Quién pensaba que era ella? ¿Una de esas chicas que le daban su número al primero que se lo pide? Obviamente se había negado. Lo raro es que desde ese momento había notado que el chico cada vez le prestaba más atención, y eso le daba miedo.


Apolo se sentía más y más enamorado. No dejaba de pensar en ella. Cuando no la miraba en clase la dibujaba o componía la canción que la describía. Cuando llegaba a su casa le mandaba sms para saber como estaba y que estaba haciendo. Hasta que un día sintió la necesidad de verla a todas horas.


Dafne se sentía cada vez más observada por Apolo y no sabía qué hacer. Él le causaba una gran repulsión. Los sms la estaban volviendo loca. Recibía uno cada cinco minutos durante la tarde. Después por la noche Apolo se relajaba y le mandaba uno cada media hora. Era un pesado. Su madre, por supuesto, no sabía nada del tema, porque si se lo contaba se pondría histérica y no le dejaría salir más a las verbenas con sus amigas.


Un día, tras salir del instituto, Apolo decidió acompañar a Dafne a su casa. Sabía que Dafne iba con sus amigas, pero él no tenía que ir precisamente con ellas. La de Dafne era la casa más alejada del instituto con respecto a sus amigas. Todas vivían en La Montaña excepto Dafne que vivía en Becerril. La subida con las amigas fue fácil porque Dafne no se fijaba en él, pero cuando ya estaban llegando a su casa Dafne echó a correr como si la persiguiera alguien. Apolo miró en todas direcciones y no vio a nadie y entonces comprendió que el perseguidor era él. Abatido Apolo volvió a su casa.


Dafne ya estaba harta, lo que le faltaba era eso. Su admirador le perseguía a donde ella iba. Si la cosa llegaba más lejos hablaría con su madre, y si esta no encontraba solución llamaría a la policía.

Más tarde llamaron a la puerta. Su madre abrió y gritó su nombre. Al ver el ramo enorme de flores se extrañó, pero al ver la dedicatoria supo perfectamente de quién era. Esa era la gota que colmaba el vaso. Tenía que contarle a su madre lo que le pasaba con Apolo.


Apolo se sentía satisfecho de lo que había hecho. Era la mejor idea que había tenido. Un ramo de flores es el regalo con el que se rinden todas las mujeres. Dafne caería en sus brazos nada más verlo. Al día siguiente iba a esperarla delante de su casa para acompañarla al instituto, puede que como novios.


Cuando se lo contó a su madre al principio se escandalizó, pero luego se fue calmando. Le dijo que a la mañana siguiente harían algo que conseguiría espantar a Apolo.

A la mañana siguiente, su madre le contó el plan. Iba a transformar a Dafne en laurel. Apolo no podría estar con un laurel y por lo tanto la olvidaría.


Cuando Apolo llegó a la casa de Dafne había algo raro en el ambiente. Tocó a la puerta y al ver que no le abría nadie decidió ir por el jardín de atrás. Llegó justo a tiempo de ver como el hermoso cuerpo de Dafne se transformaba en fría y dura corteza, y como sus pies se hincaban en el suelo transformados en raíces, y como su pelo se llenaba de hojas de laurel. Apolo desconsolado corrió hacia ella, se abrazó tiernamente al tronco y lloró largamente. Y entre llantos dijo: "Puesto que no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre verdes, coronarán las cabezas de las gentes en señal de victoria"


Dafne se sentía culpable por todo el daño que le había causado a Apolo cuando se había convertido en laurel.


Así era como los griegos explicaban el porqué se ponía una corona de laurel a los ganadores de los juegos olímpicos.

Autora del texto: Yara Velasco Díaz (3ºESO D )
Montaje fotográfico: Daniel Díaz Bolaños y Samantha Alonso García (2º Bach)

jueves, 13 de mayo de 2010

¿LOS ROMANOS IBAN AL COLE?

La educación en la antigüedad tenía como objetivo enseñar las virtudes, costumbres y valores que eran necesarios para el mantenimiento de las tradiciones. Hasta los siete años era la madre la encargada de la educación de los hijos. Ella es la maestra en casa, hace un papel de suma importancia, no se limita sólo a dar a luz al hijo, sino que luego continúa su obra cuidándolo física y moralmente. Por eso su influencia en el hijo será importante durante toda la vida de éste. A partir de los siete años era el padre quien tomaba la responsabilidad de la educación de los hijos. Un padre enseñaba a su hijo a leer, escribir, usar las armas y cultivar la tierra, a la vez que le impartía los fundamentos de las buenas maneras, la religión, la moral y el conocimiento de la ley. Por su parte, la niña sigue bajo la dirección y el cuidado de su madre, que la instruye en el telar y en las labores domésticas. No todo el mundo tenía las mismas posibilidades, los hijos de los esclavos no podían ir a la escuela, sólo los hijos de familias ricas o normales.

La enseñanza primaria.
Podía recibirse en casa, con profesores particulares, pero la mayoría de los niños acudían a la escuela del litterator. La jornada solía durar seis horas, y un día festivo cada ocho días.Para impartir las clases, el maestro necesitaba muy poco material, para los niños unos bancos como asientos y unas tabillas de madera con cera en su interior que servían de cuaderno para escribir con ayuda de unos punzones. Para el maestro, una silla con respaldo y una fusta para castigar a los alumnos poco aplicados. Los niños acudían a las clases acompañados de un esclavo, llamado pedagogo, que cuidaba de su seguridad, les llevaba el material escolar y les inculcaba buen comportamiento.

La enseñanza secundaria.
Impartida por el grammaticus, acogía a niños y niñas desde los once o doce años hasta los dieciséis o diecisiete. Se centraba en el estudio de la teoría gramatical, lectura de autores clásicos griegos y latinos y comentario de los textos leídos. A partir del comentario del texto se enseñaba a los niños geografía, mitología, métrica, física. En la formación, la lengua y la cultura griega constituían una parte esencial.

La enseñanza superior.
Finalizada la enseñanza del grammaticus, jóvenes de entre 17 y 18 años se centraba en el estudio de la teoría y práctica de la composición y pronunciación de un discurso. Era un ámbito fundamental en la educación de los futuros gobernantes del imperio. Después de una serie de ejercicios preparatorios, el alumno se ejercitaba en la declamación, en la que se distinguían dos géneros:
Suasoriae: Discursos sobre temas históricos. Eran monólogos en los que personajes famosos de la historia valoran el pro y el contra antes de tomar una decisión.
Controversiae: Discusiones entre dos escolares que defendían puntos de vista contrarios sobre temas judiciales muy variados.

Diferencias con la educación actual.
Actualmente hasta los 16 años todas las personas tienen una enseñanza obligatoria. En Roma la enseñanza no era obligatoria y los hijos de los esclavos no podían asistir. A partir de los 16 años todos tenemos el derecho de continuar sus estudios. En Roma sólo los niños podían continuar la educación secundaria, y sólo unos pocos accedían a los estudios superiores.
En la actualidad todo el que no puede pagarse unos estudios recibe becas y ayuda del estado. En la antigua Roma los hijos de familias pobres no podían ir al colegio porque tenía que pagarle al maestro una vez al mes.

Autora: Sara Moreno Díaz.

jueves, 6 de mayo de 2010

LA ESCLAVITUD EN ROMA


La presencia, aumento y disminución de la esclavitud es, en cierto modo, un índice del cenit y la decadencia del imperio romano. Bastante generalizada en los pueblos de la antigüedad, no fue puesta en tela de juicio sino tardíamente; incluso en los siglo IV y V, defendieron su existencia algunas primeras figuras de la iglesia como San Jerónimo o San Juan Crisóstomo.

El esclavo (servus), frente al hombre libre, estaba, por norma positiva, no natural , privado de la libertad y destinado a servir de modo permanente. Considerado como res (cosa), no era sujeto de derecho y no tenia ius commercii ni ius conubii. Podía hacer negocios, pero sus adquisiciones pertenecían al señor (dominus).De sus delitos privados, respondía el señor. Su matrimonio (contuvernium) no se sancionaba legalmente, aunque se reconocían los vínculos de sangre a que da lugar.
Sus hijos (vernae) eran también propiedad del señor. Este podía permitir al esclavo tener en disfrute y administración un peculium, que le posibilitaba comprar su libertad. Si podía tener actividad religiosa. Su nombre hacia simplemente relación a su origen étnico o a alguna característica personal .

En la primera época de Roma, existían poco esclavos y con una función distinta de la que tendrán con posterioridad: fueron un elemento más bajo la amplia protesta del paterfamilias en cambio, durante la republica aumento tanto su número que, al parecer, en un momento dado, suponían más de la mitad de la población de Roma. El periodo de las grandes guerras, con la extensión del imperio y el desarrollo del capitalismo romano, convirtió al esclavo en el instrumento esencial del trabajo que, por otra parte, dejaron de ejercer los hombres libres, sobre todo pudientes. Por ello, sus condiciones empeoraron en términos generales: Es en esta época cuando se produjo la rebelión encabezada por Espartaco.
Pero, en general, no era bien visto el amo que actuaba con crueldad gratuita con el esclavo, y podía llegar a ser desterrado. Por otro lado, desde la época del emperador Adriano se privo al amo del derecho de vida y muerte sobre el esclavo y se concedió a este un matrimonio de rango legal. El emperador Constantino considero un homicidio el matar a un esclavo. En el bajo imperio el número de esclavos fue decreciendo.

El dueño o el estado podían establecer la extinción de la esclavitud. En el primer caso, el acto de liberar al esclavo recibía el nombre de manumissio, y podían llevarse a cabo, principalmente, de las siguientes formas: ante un magistrado, y siguiendo un ritual en el que se declaraba la libertad del esclavo al tocarle con una varita (vindicta); por inscripción del esclavo en las listas del censo y por declaración testamentaria.


Los esclavos de ciudad solían tener familia y una gran autonomía. Podían lograr la libertad de diferentes formas:
· Con su propia muerte - bastante irónico - cuando lo liberaban para que tuviera un entierro de hombre libre.
· Con la muerte de su amo, en cuyo testamento solían liberar a sus esclavos como muestra de generosidad. Cuando eran liberados de este modo, se les dejaba alguna propiedad o dinero.
· Comprando su libertad, ya que después de haber pasado años de intermediario de su amo en los negocios, podían ganar un peculio.
· Por declaración ante un magistrado. Amo y esclavo defendían su libertad ante un magistrado. Si era aceptada, se le ponía un bastón en la cabeza como señal de su libertad
Muchos emancipados permanecían en sus casas haciendo las mismas labores, aunque con mayor dignidad.

Los esclavos eran propiedad absoluta de su dueño. Carecían de personalidad jurídica, de propiedad y hasta de familia propia, porque su matrimonio, aún conseguido con el permiso del amo, se consideraba un simple concubinato, y los hijos eran propiedad del amo. Los esclavos domésticos eran recibidos con una ceremonia, y se les purificaba echándole agua sobre su cabeza.
Ayudaban al amo a ponerse la toga, pues era una labor de gran complicación. Eran los encargados de recibir a los invitados, recogerles la toga y los zapatos y ofrecerles un baño caliente o un lavado de pies.
Los más guapos y de mejores modales servían la comida vestidos de colores vivos, que contrastaban con sus cabelleras, con las que a veces sus amos se secaban. Los más agraciados servían el vino y cortaban los manjares mientras que los que limpiaban los platos y recogían las mesas iban peor vestidos. A cada invitado se le adjudicaba un esclavo servus ad pedes que permanecía a sus pies. Los que nacían como esclavos y eran educados, formaban una clase privilegiada entre la servidumbre. No se les permitía entrar a representaciones teatrales. A los esclavos se les adjudicaban las tareas de acuerdo a su nivel cultural.
A los esclavos se les podía poner un collar con una placa en la que se leería tenemene fucia et revo cameadomnum et viventium in aracallisti, traducido como "detenedme si escapo y devolvedme a mi dueño".
El precio de un esclavo nos llega a través de Catón, y sabemos que era de promedio unos mil quinientos denarios, precio que subió a lo largo del siglo II a. C. hasta alcanzar los veinticuatro mil sestercios.
Algunos esclavos tenían la consideración de hombres libres, bien por la humanidad de sus amos o por el trabajo intelectual que desarrollaban. Esto pasó con los esclavos procedentes de la Antigua Grecia, que en cierto modo el amo consideraba de mayor educación que la suya. Estos eran los que servían como secretarios, administradores o educadores. En el siglo III se redujeron las masas de esclavos y estos empezaron a valorarse casi como hombre libres. El emperador Diocleciano era hijo de un esclavo que había comprado su libertad.

Los libertos fueron a partir del siglo VI según el emperador Justiniano I ciudadanos sin distinción alguna, procedentes de la esclavitud. Si no conservaban los lazos de fidelidad a sus casas eran llamados libertos ingratos. Ejercían mayoritariamente la labor de comerciantes o artesanos, y en menor medida de maestros romanos (ludi magister), gramáticos (encargados de la enseñanza secundaria), banqueros o médicos, que no tenían la remuneración.

La economía romana, como su sociedad, dependían del trabajo de esclavos, que eran fundamentales en los latifundios, minas e industrias. Esta economía aumentó a partir del siglo II gracias a las victorias de Julio César, que puso en subasta a aproximadamente un millón de esclavos durante la Guerra de las Galias (58-51 a. C.) En Delos, llegaron a subastarse hasta diez mil esclavos en un solo dia.



Autor: Edgar Macías Gil (1º bachillerato).















lunes, 3 de mayo de 2010

COQUETERÍA FEMENINA Y METROSEXUALIDAD



Las romanas y también los romanos se preocuparon muchísimo por su aspecto físico, al que dedicaban mucho tiempo. Hoy día se habla de la metrosexualidad como un invento "muy moderno" pero es algo que la sociedad de la Antigua Roma tenía muy asumido.

Perfumes
Quemaban esencias aromáticas para ambientar la casa o las estancias y las ropas. Los aceites consistían en una base líquida (aceite de almendras, de oliva, de lino, de grasa animal…) Para perfumar el cuerpo y el cabello. También utilizaban otras bases como el talco que se aplicaban con plumas de cisne. Las esencias más utilizadas eran las siguientes:
-Flores: rosa, lirio, nardo, narciso, azucena.
-Frutas: almendras amargas, romero, laurel, tomillo, lavanda.
-Especias: azafrán, canela, orégano, menta, cardamomo.
-Resinas: incienso, mirra, ámbar, resina de ciprés.
Los ungüentarios eran los recipientes de alabastro, cerámica, piedra, metal o vidrio donde se guardaban los perfumes en cualquiera de sus formas. Las señoras que se perfumaban llenaban la boca de sus esclavas de perfume y esta lo pulverizaba sobre su ama.


Maquillaje
En general se utilizaba poco maquillaje aunque con el paso del tiempo se fue generalizando solo en las clases más altas. Una característica peculiar era el gusto de las mujeres griegas por la “ceja única”, las teñían de negro fuera cual fuere su color de cabello y las pintaban unidas justo por encima de la nariz. En general eran un pueblo con buenas costumbres de limpieza e higiene, se lavaban los dientes, se bañaban continuamente y las mujeres cuidaban el estado de su piel. Las mujeres romanas consideraban bello que las cejas estuvieran unidas sobre su nariz, para conseguir tal efecto utilizan una mezcla de huevos de hormiga machacados con moscas secas, también lo utilizaban como máscara de pestañas. El vello del cuerpo lo llevaban rasurado totalmente. Había varios métodos para quitar el vello. Por ejemplo, se utilizaba una especie de cataplasma llamada dropax, compuesta de varias ceras resinosas; también se empleaban las pinzas (forcipes aduncae), pero era un procedimiento muy doloroso. Algunos hombres también se depilaban todo el cuerpo.


Popea (esposa de Nerón) en todos sus viajes se hacía seguir por un rebaño de trescientas burras, que cada mañana eran ordeñadas y así podía llenar su bañera de plata para su hidratante baño matutino. Ella inventó la mascarilla, que hacía con una mezcla de pasta y leche de burra denominada tectorium, que aplicaba antes de acostarse y se la dejaba puesta durante toda la noche. Para las arrugas utilizaban una mascarilla compuesta de arroz y harina de haba.


Las cremas también se vendían en pequeños vasos de cerámica, pomos de cristal o pequeños recipientes de alabastro. El maquillaje para el rostro se mezclaba en pequeños platillos, utilizando a veces la lanolina de la lana de oveja sin desengrasar. La piel se llevaba blanca (como signo de apasionamiento) , utilizando para ello una mezcla a base de yeso, harina de habas, tiza y albayalde (carbonato clásico de plomo), al final los resultados que se obtenían eran los contrarios, ya que esta mezcla oscurecía el rostro, también con el fin del blanqueamiento ingerían gran cantidad de cominos.

El carmín para los labios se obtenía del ocre procedente de un tipo de liquen denominado ficus, o bien de moluscos. El perfilador de ojos se conseguía a partir del hollín o de un polvo hecho de antimonio: este último también se utilizaba para engrosar las cejas para la sombra de ojos era imprescindible la ceniza, también utilizaban el khöl, maquillándolos en negro y azul. Las cejas se perfilaban sin alargarlas y se depilaban con pinzas y los labios y pómulos se coloreaban en tonos rojos vivos, para conseguir unos dientes blancos nada mejor que el vinagre.


Como dentífrico utilizaban orines, y los más cotizados eran los de Hispania, se envasaban en ánforas, se precintaban y se distribuían por el Imperio. El espejo era una necesidad básica. Se hacían de láminas de metal muy bruñidas y a menudo tenían el reverso profusamente decorado.

Utilizaban mascarillas de belleza. Contra las manchas, añadían hinojo a la mirra perfumada (cinco escrúpulos de hinojo por nueve de mirra) y un puñado de pétalos secos de rosa, e incienso macho junto con sal gema. Se vierte encima jugo de cebada: que el incienso y la sal pesen tanto como las rosas.

Contra las arrugas: “Hervir el astrágalo de una ternera blanca durante cuarenta días y cuarenta noches, hasta que se vuelva gelatina y después, se aplica con un paño”.

Para alisar la piel, a base de nabo silvestre y harina de yero (planta leguminosa parecida a la lenteja), cebada trigo y altramuz.

Para aclarar la piel de la cara: con raíces de melón secado al aire, hervidas en agua y machacadas, y aplicadas como una cataplasma. El maquillaje se vendía en forma de polvo y antes de usarse debía diluirse con lanolina (aceite) en pequeños platos.

También los labios y las mejillas se pintaban de rojo, con pigmentos que se obtenía de ciertas plantas y moluscos. Los ojos se delineaban de negro y las cejas las usaban muy marcadas. Los párpados los sombreaban de color azul.


Peinados y barba en los hombres
Las mujeres acomodadas invertían mucho tiempo y dinero en su arreglo personal. Usaban peines de todo tipo de materiales (bronce, marfil, hueso, carey, oro) con los que se peinaban de raya en medio para diario y con peinados elaborados, con trenzas y chongos, en ocasiones especiales. Muchas mujeres rizaban su cabello con el calmistrum, un tubo de metal que ponían sobre carbones calientes, y luego se fijaban el peinado con ungüentos. En el cabello se usaban listones, peinetas y otros adornos.

Inicialmente al igual que con la vestimenta los estilos de peinado no diferían entre hombre y mujeres, posteriormente cerca del siglo VI a C los hombre comenzaron a llevar el cabello corto. El peinado de la mujer fue variando durante todo la civilización, partiendo del uso del cabello suelto y ondulado (mediante planchas calientes) con una raya la medo hasta la elaboración de complejos peinados en el periodo helenistico, que se adornaban con horquillas, diademas, cintas y joyas. El color rubio era el preferido pero con el tiempo, popularizaron otras tonalidades utilizando polvos de distintos colores que se eliminaban sencillamente con los lavados.


El Tonsor (peluquero de caballeros, barbero) afeitaba, depilaba, cuidaba las uñas y teñía el pelo, su trabajo pertenecía a las artes mecánicas y la mayoría de ellos trabajaban en la calle (salvo los de las clases pudientes). Las cuchillas que utilizaban eran de hierro, y aunque estas se afilaban de aquella manera siempre eran mejor que hacérselo cada uno en su casa, por eso siempre acudían a este profesional, además, la peluquería era un lugar social estupendo para enterarse de todos los cotilleos y noticias.

El hombre llevaba las piernas depiladas. A principios del siglo I lo más frecuente era llevar el rostro afeitado por completo. Hasta el siglo II el peinado más extendido era raparse o llevar el pelo muy corto, echándolo hacia delante, con más o menos estilo, se llevaba muy rasurada la barba (era obligatorio).

La moda de la barba se importó de la Grecia oriental y fue promovida por Adriano, su cara tenía un desagradable tono azulado, porque se le notaban mucho los capilares, además según algunos historiadores por causa de una enfermedad que le afectó la cara, otros que por causas de una gran cicatriz en el rostro.

Los hombres estaban muy preocupados por su imagen, se cuidaban mucho. Julio César estaba muy preocupado por su calvicie, tanto que al ser rechazado varias veces por el jefe Galo Vercingétorix (uno de sus grandes "amores"), mandó ejecutarlo y cortarle su larga y rubia cabellera, con la que se hizo una peluca. En Roma se daba mucha importancia a la cabellera, pues la calvicie, incluso entre los hombres, se consideraba un deshonor y hasta en época tardía las damas no conocían o les estaba vedado el uso del sombrero. El tocado tenía suma importancia pues asumía el papel de elemento esencial que caracterizaba a una persona y reflejaba su situación y gusto a la hora de presentarse ante los demás.

El peinado de la época lo ponían de moda los emperadores, en cada etapa de su vida cambiaban de estilo, y hacían imprimir las monedas con su nuevo look, a través de estas la gente conocía la moda del momento.


Con el paso del tiempo la moda impulsó verdaderos refinamientos y caprichos en el peinado de las mujeres y ciertas damas dedicaban bastante tiempo al cuidado de su peinado, que confiaban a los esclavos peinadores o "ornatrix". Las mujeres romanas, como las griegas, llevaban el cabello largo y lo sujetaban con cintas y trenzas. Evolucionan los peinados según épocas y clases sociales.


Las jóvenes, antes de casarse, se peinaban de forma sencilla, recogiendo el cabello en un moño sobre la nuca con trenzas o cola de caballo. Las mujeres casadas, en principio, llevaban un peinado característico, las sex crines, seis trenzas; peinado que también llevaban las vestales, sacerdotisas muy importantes en la vida social y religiosa romana. A lo largo del imperio, los peinados fueron complicándose siguiendo unos modelos: sujetaban todos los cabellos con cintas sobre la nuca, llevaban varios pisos formando un peinado alto, disponían los cabellos en semicírculo con tirabuzones alrededor... Todos estos peinados necesitaban postizos, agujas comatoriae, redecillas y las manos de esclavas expertas. También era habitual el uso de pelucas rubias y de tintes para aclarar el color de los cabellos.

La profesional de la belleza femenina se llama Ornatrix era una mezcla de peluquera, esteticien y asesora de imagen cuya finalidad fundamental era embellecer a las matronas romanas. En lo que respecta a las funciones de peluquería lavaban el pelo a las clientas, hacían eliminar las canas más visibles arrancándolas con pinzas y eran expertas en la confección de recogidos, elemento fundamental para diferenciar a simple vista a una dama y a una prostituta (ellas lo llevaban suelto). Estas profesionales también fabricaban pelucas que se llamaban capillamentum, con pelo importado de la India o que cortaban a las esclavas, también pintaban las zonas calvas de la cabeza.

El color rubio causaba sensación entre ambos sexos y para conseguirlo se echaban polvo de oro. En el siglo VI a. C. los romanos adoptaron de los griegos la costumbre de teñirse el pelo color amarillo rojizo, consiguiendo este color con jabón caustico (espuma caustica o bátava) a base de sebo y cenizas. Por ejemplo el peinado republicano es extremadamente simple: los cabellos, separados en dos bandas simétricas, se juntan en un pesado moño sobre la nuca, mientras que muy pronto aparecerán los complicados rizos de la época flavia, con los que se mezcla una cinta de púrpura: la vitta. A veces los escultores que modelaban un retrato de mujer creaban verdaderas pelucas de mármol utilizando un mármol especial, más blando y trabajado aparte, para la cabellera, que luego se superponía al retrato y se cambiaba según la ocasión y la moda, igual que una peluca. El peinado no variaba únicamente de acuerdo con la moda, sino también según los rasgos del rostro, pues rostro alargado requería cabellos divididos sobre la frente que enmarcaran delicadamente las mejillas, mientras que el peinado más adecuado para una cara redonda era “un nudo ligero sobre la coronilla, y las orejas descubiertas” una especie de moño. Luego, en el período imperial, se produjo una verdadera invasión de los postizos (las pelucas), utilizados por gran cantidad de mujeres permitiendo mayor variedad en los tocados. Además tuvo mucha aceptación en Roma la moda de teñirse los cabellos.

Durante el primer período imperial, a las damas romanas les gustaba teñírselos de color rojo o ponerse postizos hechos con cabellos cobrizos de las mujeres bárbaras; no faltaban las pinturas negras y de color ceniza mientras que estaban absolutamente prohibidos el amarillo o el azul pues se reservaban a las cortesanas. Los peinados se adornaron con diademas, alfileres, peinetas de carey y de hueso, cin­tas, incluso a veces se introducían frasquitos de veneno y perfumes que iban disimulados entre los cabellos y que podían ser utilizados en un momento determinado. En la época imperial avanzada se puso de moda una diadema adornada o entretejida con perlas.

Joyas y accesorios

La joyería tiene una gran importancia en el mundo romano, en todas sus épocas, los llamados ornamenta o productos de embellecimiento personal, peines, agujas de pelo, pendientes, anillos, collares, recipientes para el perfume y todo hecho de bronce, marfil, hueso, cerámica, etc. Se usan por todas las clases sociales romanas.

Usaban para las joyas el oro, la plata, la pasta vítrea, piedras preciosas, perlas, etc. Los anillos se fabricaban de bronce y de pasta vítrea, los collares y brazaletes de oro y pata vítrea. Los collares de oro usaban cuentas de granates, variscitas, esmeraldas, amatistas o perlas. Los anillos de oro se acompañaban de piedras preciosas de cornalina calcedonia, crisolita, azabache, ágatas o pasta vítrea y otras gemas.

En la antigua Roma también se encontraba la sortija de compromiso que fue un aro de hierro, que en la antigua tradición romana se entregaba como símbolo del ciclo de la vida y de la eternidad y constituía una promesa pública de que el contrato matrimonial entre un hombre y una mujer sería respetado en el transcurso del tiempo. El diseño es mítico religioso, así como de suerte. Son los creadores del anillo-sello. Las joyas más preciadas eran las perlas. Símbolos usados en las joyas: Cupido, aves y escenas mitológicas.

Los niños romanos usaban al cuello un dije (colgante) en forma de concha marina, la cual abandonaban en el momento de vestir la Toga Patricia o Viril, símbolo de la edad adulta. Los hombres usaban anillos de sellos, bastones, mientras, que las mujeres se adornaban el cabello con horquillas y joyas.

Y algunos accesorios del traje eran la aguja, el anillo, el bastón, el brazalete, el collar, la latiglavia, fibula… Además algunas de las joyas que más solían utilizar: Los romanos distinguían dos tipos de collares, "monilia" o collares y "catellae" o cadenas, con perlas y pedrería, que bajaban hasta la cintura Los collares largos en forma de cadena se llevaban con 2 o 3 vueltas al cuello y pendiente de ellos iba la bula, que contenía un amuleto para preservar de las enfermedades, mal de ojo, etc. Las cadenas pendientes del cuello descendían sobre el pecho hasta la cintura, parecido al prendido etrusco.

Laticlavia, adorno que llevaban en la túnica los senadores y otros magistrados romanos y consistía en una tira de púrpura bastante ancha, asegurada en todo alrededor del huelo de la túnica y si la tira era estrecha se llamaba "angusticlavia" y era uno de los distintivos de los caballeros.

Fíbula, hebilla: Un corchete o botón de que servían los antiguos para abrocharse o asegurarse la clámide, el paludamento, la cintura o el ceñidor, la túnica, la palla o otra parte del vestido. Camafeos: miniaturas talladas en piedra se usaban como broches o medallones.

Eran muy comunes las cadenas y pulseras finas. Se dice que los brazaletes con forma de serpiente daban una larga vida a su portador. Las horquillas se hacían con marfil y oro y se llevaban en el pelo o la ropa.


Otros accesorios
Los romanos tenían una especie de guantes de color púrpura llamados ephatis, los cuales eran propios de los militares, mientras los sombreros, aunque los romanos solían salir a la calle con la cabeza descubierta, que les obligaba a ir bien peinados y muchos solo se la cubrían con la toga, usaron dos clases de sombreros, no solo la gente de pueblo que estaba más expuesta al intemperie sino también las personas distinguidas, que eran los siguientes: Pilleus y Petasus más un capuchón.

Autora: Grimanesa Sosa Tacoronte ( 1º bachillerato)

BIBLIOGRAFIA


http://enciclopedia.us.es.antigua/ roma
http://muchosobreroma.bloqspot.com/
http://www.content4reprint.com/
libro latín 1 almadraba.

¿QUÉ COMÍAN LOS ROMANOS?

La gastronomía romana empieza a transformarse desde finales del siglo II a.C., en que los comensales dejan los taburetes y se tumban en los triclinios, apoyados sobre su brazo izquierdo. Habían tres tipos de comidas: el ientaculum, era el desayuno consistía en pan untado en ajo, sal o algún otro condimento como los huevos, queso, leche, miel, frutos secos, uvas y muchas mas frutas. El pradium era el almuerzo se comían las sobras de la cena del día anterior fría o recalentada. La cenae era la cena era la mas importante comenzaba sobre las cuatro o las cinco de la tarde, y en las familias nobles duraba muchas horas. En los primeros tiempos de la República, la cena era bastante simple: se tomaba el pulmentum, papilla de harina de trigo, y los demás alimentos que hemos mencionado.
Sólo se comía carne en los días festivos y los animales los sacrificados a los dioses.Los entrantes principales eran pescados de las más variadas clases salmonetes, anguilas, lenguados, aves -tordos, tórtolas, perdices, lirones, y carne de cordero, cabrito, cerdo o jabalí.

El postre eran frutos secos y repostería. Después comenzaba la sobremesa durante la cual se bebía en abundancia aunque se bebía también durante la cena.

Algunos productos esenciales de la alimentación romana
En Roma existían una serie de productos básicos, como el pan, el vino, la miel, y otros, como el garo o la sal, fundamentales en la elaboración de platos y manjares del arte culinario. El pan era un alimento de ricos. El pueblo tomaba el puls o pulmentum especie de pasta compuesta esencialmente de agua y harina. Si se diluía con mucha agua era un excelente refresco.
Los romanos conocían la levadura ("fermentum"), y en el primer siglo después de Cristo su pan era fermentado; sin embargo, también existía un pan no fermentado, "panis azymus", y un pan ligeramente fermentado, "panis acrozymus".
El vino se prohibía a las mujeres que sólo podían tomar un vino de pasas, se servía mezclado con agua fría o caliente o con miel o mulsum. La cerveza era la bebida de los pobres y se tomaba caliente.
La miel reemplazaba al azúcar, por aquel entonces desconocida. La preferida fue la miel virgen de tomillo sin ahumar. La alimentación romana exigía un gran consumo de sal.
También una de las comidas más importante es el pescado, los mariscos, ostras y moluscos marinos.
El banquete
El banquete no sólo ha sido un rito placentero sino que también ha servido para reforzar la solidaridad de los de los hombres en momentos cruciales de la vida como los sacrificios a los dioses, bodas, entierros etc.
En algunos banquetes como el simposio constaba de dos partes una era la comida y otra la bebida, los invitados se descalzaban y eran coronados de guirnaldas de flores, se pronunciaban discursos, etc.



Autora: Angela Fajardo Delgado (1º bachillerato)


Bibliografía


http://www.verdemente.com/Articulos/Cocina/cocinaroma.htm.
http://atenea-nike.com/pagina_95.html.

jueves, 22 de abril de 2010

LA MUERTE EN ROMA


El culto a los muertos.
En Roma al igual que en muchas otras culturas daban gran importancia al culto de los difuntos de sus familiares. A sus antepasados se les denominaban manes; los romanos creían que si los honraban debidamente, les darían bienestar a sus hogares. Por este motivo, cuando una persona romana moría, se organizaba un funeral con mucho cuidado, en el cual se practicaba una serie para asegurarse de que el alma hiciese un viaje seguro desde el mundo de los vivos al de los muertos y se les rendía culto manteniendo vivo el fuego del hogar.

Ritual funerario.
El ritual funerario se iniciaba cuando uno de los familiares más cercanos besaba al moribundo para recoger su último suspiro y le cerraba los ojos. Entonces le llamaba por su nombre en voz alta. Después lavaban el cadáver con agua caliente, se le perfumaba, se le vestía con sus mejores vestidos, se le colocaba sobre el lectus funebris y se le exponía en el atrio de la casa. La tarea de prepararlos la llevaban las mujeres o los empleados de la funeraria. También era una práctica habitual en Roma colocar en la boca de difunto una moneda para Caronte. Durante la exposición del cadáver, se encendían lámparas a su alrededor y coronas de flores. Las mujeres daban muestras de dolor mediante lamentos, arrancándose el pelo, golpeándose el pecho y rasgándose los vestidos.





El entierro.
Tras el acto de exposición del difunto, comenzaba el entierro con la formación del cortejo fúnebre, que en el caso de las familias ilustres se hacía de día; por otra parte en el caso de los niños y los pobres solía hacerse de noche y muy poco tiempo después del fallecimiento. En el cortejo, el cadáver iba en el ataúd descubierto y tras él los familiares y las mujeres con el cabello suelto y lamentándose algunos de ellos se tapaban el rostro con máscaras de cera que tenían la forma de la cara de los antepasados, de esta manera los manes también estaban presente en el entierro.

Tipos de enterramientos.
El enterramiento podía ser mediante incinerado o inhumado. Si el cuerpo era incinerado, las cenizas se guardaban en unas urnas que se colocaban en los columbarios, pequeños nichos en forma de nido de paloma, ave que simbolizaba siempre la paz. De esta manera, las cenizas reposaban en un nido de paz. Los cuerpos sin incinerar o la urna con las cenizas del muerto podían ser enterrados en grandes panteones o humildes tumbas, según la riqueza de los familiares. Los cementerios de los romanos solían estar a las afueras de la ciudad, juntos a los caminos y vías principales, frecuentemente adornados con jardines y con una gran variedad de plantas con una simbología para cada difunto. Las tumbas estaban dotadas de elementos para poder celebrar banquetes funerarios con los que sus seres queridos honraban al difunto y era una costumbre decorarlas con guirnaldas de flores y poner ofrendas de vino y comida delante de ellas. Además se solían escribir epitafios en ellas.




Supersticiones.
Una vez enterrados, los difuntos seguían siendo recordados. Cada año, durante el mes de febrero, el mes de las purificaciones, se realizaban fiestas funerarias y se visitaban los sepulcros, donde se ponían alimentos, bebidas, flores y otros obsequios. Además solían preparar un banquete dejando un sitio libre con alimentos, en recuerdo del último familiar muerto. Así tenían felices a los manes y estaban seguros de que no saldrían de sus tumbas ocasionando infortunios en la economía del hogar ni en la salud de los familiares supervivientes.

Esto era debido a que creían en la existencia de unos espíritus que eran malvados llamados los lemures, espectros que podían dañar y atormentar a los vivos. Para apartarlos del hogar el padre de la familia hacía un ritual a medianoche en el mes de mayo los días 9, 11 y 13. Tras este ritual estaban tranquilos sabiendo que los lemures se habían ido de la casa y habían vuelto al mundo de los muertos.

El mundo de los muertos.
Los romanos también creían que las almas de los muertos realizaban un viaje a regiones subterráneas, llamadas infierno, Averno o Hades. Este mundo estaba gobernado por el dios Plutón, también conocido como Orco. El encargado de conducir las almas al Averno era el dios Mercurio. Para llegar a él, las almas tenían que atravesar la laguna Estigia en una balsa conducida por Caronte, el cual previo pago de un peaje, las transportaba a la orilla por ello se le colocaba la moneda en la boca.



AUTORA: Gillian Macías González (1º bachillerato)


Bibliografía.

La muerte y sus ritos- Macías Cristóbal, Cultura Clásica I ESO segundo ciclo, editorial Mc Graw Hill.

La muerte y sus ritos- Latín I bachillerato, editorial Edebé.

Culto a los muertos - http://www.culturaclasica.com/cultura/creencias.htm

El mundo funerario romano - http://www.tarraconensis.com/ritosfunerarios/EL%20MUNDO%20FUNERARIO%20ROMANO.htm

martes, 20 de abril de 2010

SEXUALIDAD EN LA ROMA ANTIGUA


La sociedad romana, regida por unas normas de conducta y ética determinadas, era muy promiscua y liberal, donde las relaciones sexuales fuera de la pareja eran consideradas totalmente normales y donde, para los ciudadanos libres, existía una gran libertad sexual. Roma seguía estando reprimida sexualmente en el matrimonio, pero la mujer tenía vida social, participaba en cenas y conversaciones
En el matrimonio en esa época no había muchos espacios para el romanticismo de pareja ya que, los romanos no ligaban, sino fornicaban. En Roma se creía que el amor disminuía la capacidad de pensamiento racional y era visto como algo ridículo. La edad núbil de la mujer era los doce años y la del hombre los diecisiete. La unión matrimonial, sólo heterosexual, era un mero trámite burocrático.
Un ciudadano podía mantener relaciones sexuales fácilmente con su esposa en casa, con un hombre en los baños, con una prostituta en un burdel, o con un esclavo, y sólo ser criticado si no era capaz de mantener cada cosa en su lugar. La moral de la sexualidad romana giraba alrededor de la idea del control.
Existía una gran promiscuidad fuera del matrimonio. Ser esposa, tenía más que ver con el status social que con el placer, y las costumbres dictaban que el hombre casado podía mantener tantas relaciones sexuales como quisiera. Durante la República, Cicerón declaró sin que nadie se opusiera que no había nada ilegal en el caso de un hombre que lleva a otro al campo con la intención de disfrutar de placeres eróticos.

En Roma, se creía que el amor disminuía la capacidad de pensamiento racional y era visto como algo ridículo. Un beso en público de un matrimonio resultaba algo indecente pero nadie exigía a las mujeres casadas que no recibiesen visitas libremente, aunque debían mantener una serie de códigos morales y sociales determinados. El ciudadano romano recurre al sexo y a la lujuria para la realización personal, tanto masculina como femenina, puesto que la obtención de placer era el valor dominante al que se sometía todo lo demás. El adulterio y el divorcio preconizado por Ovidio en “El arte de amar” eran aceptados y practicados numerosas veces en la sociedad romana.
-La homosexualidad no era condenada, se tienen múltiples referencias sobre las relaciones homosexuales mantenidas por muchos emperadores. Estas relaciones mantenían unas reglas muy precisas, en la pareja homosexual, siempre existía un amo y un sometido, siendo estos últimos generalmente jóvenes de clase social inferior o esclavos .Los ciudadanos con más poder y más esclavos podían destinar una parte de estos para el sexo, independientemente de la edad que tuvieran y de su sexo. La esclavitud es uno de los motivos de la libertad sexual atribuida al mundo romano.
La homosexualidad es un tema del que presumiblemente no existía tabú alguno en la antigua Roma. Los hombres de la eterna urbe que eran ambiguos, gustadores tanto de un sexo como del otro, siempre y cuando atisbaran alguna promesa de placer inminente en lugar alguno. La falta de pudor al defecar en letrinas públicas, sentados unos al lado de otro y en conversación o al bañarse cada día en las cotidianas termas de turno, nos hacen pensar en una sociedad sin demasiados tabúes, donde el placer era entretenimiento y no pecado.
En la homosexualidad femenina la sociedad romana era muy machista y rechaza cualquier actividad de la mujer fuera del papel de esposa y madre. Por lo que debió existir en secreto.






En el siglo VI d.C. el Imperio Romano proscribió la homosexualidad. Esto se debió en gran parte a la influencia de la Cristiandad. El Cristianismo se volvió la religión de moda, del mismo modo las religiones que animaban la prostitución masculina y femenina también fueron prohibidas en el imperio. Según el cristianismo la única razón válida para el sexo era la procreación, cualquier otro tipo de sexualidad que llevara al deseo eran vistas como influencias malignas.
-En la antigua Roma existía un amplio desarrollo de la prostitución. Catón el Viejo dice que "es bueno que los jóvenes poseídos por la lujuria vayan a los burdeles en vez de tener que molestar a las esposas de otros hombres".
Las prostitutas eran educadas para la conversación y el placer, debían llevar vestimentas diferentes, teñirse el cabello o llevar pelucas amarillas y eran inscritas en un registro. En el año 1 d.C. el registro contaba con 32.000 prostitutas inscritas.
Las prostitutas que estaban registradas en las listas públicas eran conocidas como: Meretrices Prostibulae: ejercían su profesión donde podían, librándose del impuesto.
Ambulatarae: recibían ese nombre por trabajar en la calle o en el circo.
Lupae: trabajaban en los bosques cercanos a la ciudad.
Bustuariae: en los cementerios.
Las prostitutas de más alta categoría eran conocidas como Delicatae y tenían entre sus clientes a senadores, negociantes o generales. Generalmente la mayoría de las prostitutas se podían encontrar en burdeles llamados lupanares, establecimientos que contaban con licencia municipal. También se encontraban prostitutas cerca de los circos y anfiteatros o aquellos lugares donde el sexo era un complemento de la actividad principal: tabernas, baños o posadas.
La mayoría de lupanares de Roma se encontraban en el Esquilino y el Circo Máximo, los más elegantes eran situados en la cuarta región. Los lupanares generalmente eran identificados en la calle con un gran falo que era iluminado por la noche, generalmente eran decorados con murales alusivos al sexo y en las puertas de las habitaciones era habitual encontrar una lista de precios y servicios. Existen referencias de algunos prostíbulos que eran frecuentados por las mujeres de las clases sociales más elevadas que acudían para mantener relaciones sexuales con chicos jóvenes.


Tabúes
Pese a este aparente desenfreno, Roma también cultivaba sus tabúes como el sexo pasivo en las relaciones homosexuales. El otro tabú (en teoría, porque en la práctica la regla se saltaba) era el sexo oral. Entre los romanos existía el concepto de boca pura. La boca era símbolo de responsabilidad y deber social, la felación era vista como algo sucio. Para un hombre, era una infamia, e incluso para la mujer siempre que no fuera esclava o prostituta.
La virginidad era para las mujeres como un tesoro, y la pérdida de ésta era como sellar una muerte lenta.
Sólo contaba el orgasmo masculino: procurar placer era un acto de sumisión sexual, para el hombre, algo impensable en esa época. En cuanto al cunnilungus, era tal vez la desgracia mayor, porque, como dijimos antes, era inconcebible pensar que el hombre romano se rebajara al punto de querer procurar placer a una mujer.
Las infidelidades y el adulterio pasaron a ser prácticas sexuales comunes y cotidianas, hasta tal punto que los divorcios se consideraban como un trámite más dentro de la vida diaria en Roma.


Autora: Karen López Bolaños (1º bachillerato)


Bibliografía:

-http://www.sexualidad.es/index.php/Sexualidad_en_los_Griegos_y_Romanos
-http://moramorao.wordpress.com/2010/04/08/sexo-a-lo-romano-y-griego-pero-es-mal-sonante/
-http://www.imperioromano.com/156/la-sexualidad-en-roma.html
-Historia de la vida privada. Taurus








lunes, 19 de abril de 2010

VESTIMENTA Y CALZADO MASCULINO EN LA ANTIGUA ROMA




La vestimenta más habitual en Roma era la toga tanto para hombres como para mujeres. Había diferencias de color y de ornamento según las edades, rangos y funciones; pero la forma de la vestimenta era igual para todos.

Había varios tipos de vestimenta:


La indumenta o ropa interior: al principio se utilizaba una especie de faja llamada subligar o cinctus fabricada de lana, que envolvía la cintura y el vientre. Más adelante fueron apareciendo otras modas apartes de estas como: una especie de camiseta llamada subucula y una camisa llamada camisia ambas sin mangas. Estas estaban fabricadas de lino aunque la camisa también podía ser de lana, según su uso y época.

La paenula: era un manto con una abertura que se asemejaba a un poncho por sus características, la cual podría tener capucha o no. Esta consistía en dos piezas rectangulares con una simple abertura en el centro para pasar la cabeza. Habitualmente la llevaban los ricos cuando salían de viaje o hacia frio. Se podía poner sobre la túnica o toga. Ya pasados los siglos llego a ser la vestimenta característica de pobres y esclavos.

La túnica: era una prenda de entrecasa y para salir a la calle tenía que estar cubierta por la toga. También era otro elemento de vestir de bastante importancia en el romano. Esta consistía en dos piezas rectangulares de tela de lana que se cosían dejando aberturas para la cabeza y los brazos. Llegaba más abajo de las rodillas y se ceñía con un cinturón. A esta se le podía añadir la clámide que se usaba para el frio, la cual podían sujetar con un broche o un nudo amarrado al cuello. La túnica los jóvenes tenían que llevarla blanca.

La toga: Esta prenda en un principio la vestían hombres y mujeres pero esta luego pasó a ser exclusiva para hombres. La toga era la prenda que distinguía a los romanos de los demás, la cual se convirtió no solo en una vestimenta más si no que también se convirtió en un símbolo nacional. Tenía una forma elíptica y medía unos 5.60 metros de largo por 2 de ancho. Esta al principio era llevaba por la mitad de los muslos, luego pasó a llevarse por la zona de las rodillas y más tarde pasó a la forma más conocida: por los tobillos, y después de esto no se ha vuelto ha modificar.



Tipos de Toga:

· Toga de corte fino: medía unos 6.50 metros de largo por 8.5 de anchura. La parte que caía sobre el pecho era llamada sinus la cual se cuidaba mucho.

· Toga Exigua: Estas togas eran utilizadas en los primeros períodos y su manera de vestir era simple y útil.

· Toga Virilis/Pura: Era la toga que todo ciudadano romano comenzaba a utilizar posteriormente de cumplir la mayoría de edad. Esta era blanca sin adornos ni color.

· Toga Praetexta: Esta toga la utilizaban los candidatos a una oficina pública, sacerdotes, magistrados, niños y niñas de familias pobres y las jóvenes hasta que se casaban. Esta toga la llevaban los jóvenes cuando alcanzaban la mayoría de edad. Eran tratadas con tiza para darle un color blanco que resalte. Estos colores le daban el significado a las purezas de sus intenciones.

· Toga Pulla: Estaba hecha de lana negra por lo que se utilizaba para ir de luto. Con ella se quería comunicar que el portador estaba sufriendo por la perdida de un familiar. Esta toga no la utilizaban las familias patricias.

· Toga Picta: Al principio esta toga solo la vestían los generales en los desfiles triunfales pero luego fue adoptada por algunos emperadores en eventos públicos o discursos. Esta iba adornada con hilo de oro y distintos ornamento y era conocida como purpurea.

· Toga Purpura: Esta toga data de mucha antigüedad. Principalmente era llevada por los reyes y los cónsules en las ceremonias más solemnes y más tarde paso a ser llevaba por los emperadores.

· Toga parda: Esta era llevada por los ciudadanos pobres, artesanos y en el luto privado.



El calzado masculino.



El calzado tanto de hombre como de mujeres era el mismo, se diferenciaban en el color y el grosor de la piel.

Había varios tipos de calzados cada uno con diferentes características:
El calceus: era de piel, cerrado y atado con correas. Este calzado lo solían llevar los ciudadanos romanos cuando salían de casa con la toga y también los senadores.

La solea o sandalium: estaba formada por tirillas de cuero que pasaban entre los dedos pulgar e índice para adaptarse, después de rodear el talón. Este calzado era informal por lo cual no se lo podían poner cuando llevaban la toga si no solo cuando llevaban la túnica.

Los socci o zuecos: Podrían ser de diversos materiales como: madera, esparto, papiro o piel. Este calzado solo se utilizaba para andar por casa.

*La ropa romana y el calzado han cambiado a lo largo del tiempo más la ropa que el calzado el cual es muy semejante, en estas fotos se ve la diferencia antiguamente y actualmente:











Autora: Jennifer Fleitas Moreno ( 1º bachillerato)







Bibliografía
*http://2000porcorreo.wikispaces.com/Vestimenta+masculina
*http://recursos.cnice.mec.es/latingriego/Palladium/latin/esl143ca6.php
*Libro: Latín I, Editorial Almadraba

VESTIMENTA FEMENINA ROMANA







Los vestidos romanos eran muy sencillos y no tan variados como en la actualidad; se trataba de grandes trozos de tela que, tal como salían del telar o la tintorería, se adaptaban al cuerpo con diferentes agujas y cinturones.
· Las telas más utilizadas eran la lana en invierno y el lino en verano.

- La lana la hilaban habitualmente en casa de las mujeres, en algunos casos las esclavas, aunque también se podían confeccionar los tejidos en taller especializados.
- El uso del lino estaba muy entendido por su textura y su figura.
- También se conocía la seda, importada de Oriente.

· Los patrones solían ser muy sencillos y adaptados al tipo de vestido: rectangulares, semicirculares o cuadrados.
· Los colores de las telas dependían del uso que se daba al vestido y también del gusto y las posibilidades económicas del usuario. Los pobres preferían telas de color terroso y más bien oscuro, para que no se notara tanto la suciedad; la gente con dinero utilizaba lino de colores claros o era teñidos de colores vivos en las tintorerías.


Principales Vestidos

Las mujeres romanas llevaban larga y holgada túnica, la stola que tenía muchos pliegues y que para las nobles matronas se adornaba con franjas o ricos bordados, y sobre ella la palla, que se parecía a la toga viril. Cubrían su cabeza con la misma palla o con una cofia que se llamaba mitra o con un velo (ricinum) o una capucha.

· La toga era el vestido oficial de un ciudadano romano: no podían llevarla ni extranjeros ni quién hubiera perdido el derecho de ciudadanía. S trataba de una gran pieza de lana de forma y tamaño no definido del todo, aunque se ha llegado a establecer que podría tener forma elíptica y medir hasta 4,60 metros de ancho por 2,75 de alto. La colocación de sus pliegues era muy dificultosa y normalmente un esclavo se especializaba en ello. Según sus ornamentos, la toga se llamaba de diferente manera: praetexta, pura, candida…

· La stola era una variedad de túnica, que la mujer empezaba a vestir inmediatamente después del matrimonio. Esta se ponía por sobre otra túnica, la subucula o túnica interior, de seda o lino ya que eran materiales livianos y quedarían mucho más confortables luego con la stola arriba. Tener una túnica interior era muy conveniente en los días fríos ya que la stola era un vestido liviano y poco abrigado. La túnica interior generalmente era de una sola pieza y con mangas, lo que otorgaba mayor comodidad. Las stolas podían ser de seda, lino o algodón. Aunque las de seda eran las preferidas en las clases altas. Sus colores iban del blanco crema -el color natural de la lana- al gris, el rojo y el purpura. Colores obtenidos con diferentes tinturas naturales. Se distinguía y valoraba a las mujeres con muchos hijos. Cuando estas tenían más de tres hijos podían vestir la stola matrona que les otorgaba orgullo y prestigio en la sociedad. Era normal adornarla con un patagium. Este era una especie de cinturón que se ponía sobre la stola. No muy ajustado y podía estar teñido de purpura, una tintura bastante costosa y -símbolo de riqueza- o estar bordado con hilo de oro y otros arreglos. Era considerado muy elegante y el usarlo le daba prestigio social a la mujer que inmediatamente la distinguía como una persona adinerada o de buen pasar.

· La Palla era utilizado por las matronas. Era un manto cuadrado, o rectangular pero de poca extensión horizontal. Este manto indicaba prestigio dentro de la familia y como tantas otras prendas era un indicador de status instantáneo. La mujer que lo utilizara quedaba inmediatamente señalada como una matrona. Iba de la cabeza hasta los pies, ya que generalmente se utilizaba enganchado al pelo formando un velo trasero. El ricinium no tuvo una vida muy larga, comparado con otras prendas. Rápidamente fue reemplazado por la palla. La palla también era un velo pero más práctico. Generalmente se podía utilizar como bufanda, como chal o como capucha. Era de gran popularidad entre las mujeres.Cubrirse la cabeza estando en el exterior de las casas no era por motivos religiosos como podemos ver hoy en las comunidades musulmanas donde se obliga a las mujeres a cubrir su cuerpo. Las romanas usaban estas "capuchas" por una cuestión social.

· Era considerado de buen gusto y apropiado para una mujer de clase alta cubrirse.El supparrum era más que nada una capa que iba desde los hombros a los pies. Se enganchaba de la subucula y su característica era que lograba cubrir los brazos de la mujer envolviéndola en un manto de seda, que era muy popular entre las mujeres adineradas. Las mujeres plebeyas solían combinarla con una capucha dándoles una prenda más utilitaria.


Ropa Interior de la Mujer Romana





En lo que se refiere a ropa interior encontramos varias referencias. Las mujeres para levantar el busto solían utilizar el ascia pectoralis. Una especie de corpiño que ayudaba a darle mayor firmeza al busto. El strophium y la mamillare eran también dos prendas interiores utilizadas por las mujeres. Estas eran más semejantes a los corpiños actuales. Estaban compuestas por tiras de cuero que cubrían el busto sosteniéndolo y afirmándolo.En murales podemos ver el equivalente a bikinis. Sabemos que estos eran utilizados en competencias atléticas por las mujeres dado que las pinturas encontradas las simbolizan cargando una rama de laurel.














El Calzado





El calzado más común entre los romanos era la sandalia (solea) atada con unas correas (corrigia) constituyendo el conjunto la caliga. Pero se usaba también el calceus, especie de zapato con algunas variedades y que llevaban los senadores y otros magistrados (éstos, de color rojo y aquéllos, negro) y el campagnus o bota más grande, propia también de nobles. El coturno estaba de uso entre los romanos, lo mismo que entre los griegos.



Autora: Azahara Martín López (1º bachillerato)






BIBLIOGRAFÍA

· http://www.imperivm.org/articulos/vestimenta-de-la-mujer.html
· Cultura clásica de 3º de la ESO, Editorial Santillana