viernes, 1 de abril de 2011

JUEGOS OLÍMPICOS ANTIGUOS




Los Juegos Olímpicos Antiguos fueron una serie de competiciones atléticas disputadas por representantes de diversas ciudades estado de la Antigua Grecia. Los registros indican que comenzaron en el 776 a. C. en Olimpia, Grecia, y se celebraron hasta el 393 d. C. Los Juegos se disputaban normalmente cada cuatro años o una Olimpiada, que era una unidad de tiempo. Durante la celebración de los Juegos se promulgaba una tregua o paz olímpica, para permitir a los atletas viajar en condiciones de seguridad desde sus países hasta Olimpia. Los premios para los vencedores eran coronas de laurel, ramas de palmera, cintas de lana e incluso a veces, alimentos para toda la vida. Los antiguos Juegos Olímpicos fueron bastante diferentes de los modernos; había menos eventos y sólo los hombres libres que hablaban griego podían competir, además de que se celebraban siempre en Olimpia, en vez de moverse a diferentes lugares cada vez.


La preparación deportiva

Cuando los niños varones griegos libres cumplían doce años ingresaban en la palestra, donde se les enseñaba a desarrollar los músculos y a disciplinar los nervios. A los dieciséis años entraban al gimnasio, donde los griegos realizaban ejercicios físicos y atletismo. Los gimnasios contaban con una pista y lugares de ejercicio al aire libre entre los bosques. A los veinte años los griegos concluían su formación deportiva donde se les entregaban las armas y estaban capacitados para participar en los Juegos Olímpicos.

El nacimiento de los Juegos Olímpicos

Se piensa que la celebración regular se inicia en el 776 a. C. y su denominación se debe al lugar de su celebración: la villa griega de Olimpia, el emplazamiento del santuario más importante del Dios Zeus y situada en el valle del Alfeo, entre el monte Olimpo y la colina de Cronos . Se celebraban cada cuatro años entre los meses de junio y agosto. El valor de los Juegos antiguos fue múltiple: representó una manifestación religiosa de acatamiento a los dioses; contribuyó al desarrollo armónico del cuerpo y del alma; favoreció la amistad de los pueblos y ciudades y buscó la unidad de los Helenos.

Las distintas modalidades

Una de las características más íntimas de los antiguos griegos es su espíritu agonístico. La voz griega agón equivalente de la latina certamen, se aplica a toda lucha que enfrenta a dos adversarios. En los Juegos Olímpicos había diferentes competiciones llamadas Agones:

Agones atléticos:

Las carreras: La carrera principal y más antigua era la de velocidad que constaba de 192 metros. (Un estadio) Más tarde, en 724 a. C., se incorporó el díaulo que era una carrera de velocidad pero de ida y vuelta. En el año 720 a. C. se agregó el dólico; carrera de resistencia que en sus comienzos constaba de 1500 metros, pero llegó a tener 4600. Se añadió la hoplitodromía, una carrera con armamento, servía como preparación para la guerra. Los participantes, exclusivamente adultos, corrían entre 384 y 768 metros armados, al principio con escudo, casco y grebas (armadura que protegían las piernas); más tarde, solo con escudo.

Salto de longitud: De todos los saltos que existen en la actualidad, el único practicado por los griegos era el de longitud. Los atletas tomaban impulso, (más breve que el actual) y saltaban sobre un foso de tierra. No se median las longitudes, sino que se comparaban las huellas dejadas por los competidores. Después del siglo VII a. C. se incorporaron los saltos con halterios de piedra o de plomo, cuyo peso oscilaba entre los 1 y 5 kg.

Lanzamiento de disco: Los competidores lanzaban discos de bronce. El tamaño y el peso variaban según la categoría de edad de los lanzadores. El disco más pesado que se ha encontrado pesa 6,6 kilos y mide 33 centímetros de diámetro. Se trataba de lograr la mayor distancia en los lanzamientos.

Lanzamiento de jabalina: En los lanzamientos no se valoraba la puntería sino la distancia. La jabalina tenía aproximadamente la altura del lanzador y el grosor de un dedo. Aunque en su origen se trataba de un arma de guerra, la de uso deportivo carecía de punta. Los participantes lanzaban las jabalinas con una correa de unos 50 centímetros a la altura del centro de gravedad.


Agones luctatorios:

Lucha: El objetivo de la lucha era derribar al adversario mediante agarres y presas. A diferencia de lo que se creía anteriormente, sí que se permitía usar las piernas propias para el ataque, así como atacar las del rival. Por tanto, la lucha antigua es análoga a la Lucha Libre Olímpica y no a la lucha grecorromana. Los luchadores no podían golpear al adversario, estando prohibidas las patadas, manotazos y puñetazos.

Pugilato: En este deporte se golpeaba al adversario únicamente con los puños. Corresponde al actual. En sus comienzos se luchaba con los puños descubiertos, pero más adelante se utilizaron guantes.

Agones hípicos:

Carreras de carros: Estas constituían el momento más importante de los juegos olímpicos. El carro tenía dos ruedas, el auriga estaba de pie, con las riendas en su siniestra y el látigo en la diestra. El carro podía ser tirado por 4 caballos (cuadriga) o por 2 (biga). Las carreras de cuadrigas comenzaron en el año 680 a. C. montaron en sillas. Excepcionalmente se utilizaban herraduras. Las carreras de caballos podían tener obstáculos como vallas, fosos, pendientes y terrenos difíciles. Ambas carreras se practicaban en el Hipódromo de Olimpia, un circuito de 1540 metros.

El Pentatlón Esta era la competencia por excelencia de los Juegos Olímpicos, se incorporó en el año 708 a. C. Constaba de una carrera de velocidad, salto de longitud, lanzamientos de disco, jabalina y lucha.

Los Hellanódicas Eran los jueces de los juegos olímpicos, tomaban su cargo con 10 meses de antelación, permanecían en su cargo por una olimpíada aunque podían ser reelectos. Sus tareas eran seleccionar a los mejores participantes, supervisar los entrenamientos, inspeccionar las instalaciones, dirigían las diferentes pruebas y condecoraban a los ganadores.

Los Theócolos Eran altos sacerdotes que supervisaban los templos, conservaban los altares y organizaban los ritos. Su función era específicamente litúrgica.


Normas y sanciones

Las normas de los Juegos Olímpicos estaban grabadas en tablas de bronce que se encontraban en la sede del Senado Olímpico. Algunas reglas eran las siguientes:

• Los que querían participar, debían ser griegos y de condición libre, tenían que hacer el entrenamiento reglamentario en la ciudad de Elis y prestar el juramento ritual.

• Los participantes tenían la obligación de concursar desnudos.

• No se podía matar al adversario en la lucha, ni empujarlo en las carreras.

• Todo intento de soborno a los jueces era castigado con azotes.

• Los jueces no podían participar en los juegos.

• Las mujeres no podían presenciar los juegos.

Las sanciones por no cumplir el reglamento podían ser económicas, las más frecuentes, políticas, deportivas y corporales.

El desarrollo de los juegos

Un año antes del comienzo de las competiciones, los atletas que aspiraban a participar en ellas debían entrenarse en su propia polis y, un mes antes de las pruebas en Elis ciudad situada a 50 Km. de Olimpia. La condición de griego era indispensable para poder participar, requisito que terminó con la conquista romana. Se supone que la duración de los Juegos fueron de seis días y que los diferentes concursos llegaron a ser 23, sin incluir entre ellos los musicales o culturales. Tampoco hay certeza del orden en que se desarrollaban los concursos pero partiendo de las hipótesis más lógicas es posible recomponer un programa aproximado de las diversas ceremonias y pruebas atléticas. En las vísperas de los Juegos Olímpicos, jueces, atletas y entrenadores abandonaban Elis y se dirigen a Olimpia ante el altar de Zeus, los atletas, padres, hermanos hacían un juramento que no iban a delinquir en nada contra los Juegos Olímpicos. Los atletas también hacían un juramento manifestando que durante 10 meses sucesivos habían seguido estrictamente las normas del entrenamiento. El festival olímpico comenzaba con el concurso de los heraldos y trompeteros. El segundo día estaba destinado a las competiciones de los jóvenes. El tercer día se desarrollaban las actividades ecuestres en el hipódromo, el espectáculo olímpico más emocionante. Era la jornada aristocrática por excelencia. Se realizaban carreras de cuadrigas o con carros tirados por dos caballos. Como el vencedor era el dueño de la cuadriga o el caballo ganador, podía serlo una mujer. Ese mismo día en el estadio tenía lugar el pentatlón, cuyo vencedor sería el rey de los vencedores. El cuarto día era la jornada más importante desde el punto de vista religioso, constituía el núcleo del festival olímpico. Se realizaba el solemne ritual en honor a Zeus y el sacrificio de 100 bueyes en su honor. Al quinto día se realizaba el diaulo, el dólico, la lucha, el pugilato y el pancracio. El día finalizaba con la hoplitodromía. El sexto día, era el cierre de los juegos, se realizaban la entrega de premios

Los Premios

Los ganadores de las diversas pruebas reunidos en el templo de Zeus recibían sus premios. Los ganadores no recibían premios materiales, sino el honor y la gloria. Pero se les daba un objeto simbólico. En los comienzos fue una manzana, pero finalmente se les entregó una rama de olivo y una cinta de lana en la frente. El nombre, el del padre, el lugar de nacimiento y el linaje de cada ganador se inscribían en un registro. El que conseguía vencer en todas las pruebas del pentatlón, tenía derecho a una estatua en el templo de Zeus. Al regresar a sus poleis los ganadores eran recibidos como héroes; poetas y oradores narraban sus hazañas.


El ocaso de los Juegos Olímpicos

A medida que pasó el tiempo los Macedonios participaron en los juegos olímpicos. Filipo II, ganó en carreras de caballo, cuadrigas y bigas en el año 356 a. C.Tras la expansión de Alejandro Magno en Persia, se difundió la cultura griega. Los reinos helénicos realizaron juegos similares a los griegos en diversas ciudades. Los nuevos concursos se inspiraban en los de Olimpia. Pero las ideas religiosas que dieron origen a los juegos perdieron fuerza y se organizaban en honor de un soberano. Tras la conquista romana de Grecia, estos también participaron de los juegos pero los espectáculos multitudinarios que organizaban no podían ser más ajenos al ideal encarnado en las competiciones griegas, cuyo significado nunca llegó a ser comprendido por los romanos. A mediados del siglo III comienza una decadencia progresiva. Los últimos Juegos Olímpicos se realizaron en el 393. Tras la adopción del cristianismo como religión oficial del imperio con el Edicto de Tesalónica (28 de febrero 380), el emperador Teodosio I los prohibió en el año 393 por tildarlos de paganos, con gran influencia en su decisión de San Ambrosio de Milán. En el año 395 d.C. las hordas godas invadieron y saquearon Olimpia y en el 408. Teodosio II y Honorio emperadores de los imperios romanos de occidente y oriente, decretaron la destrucción de los templos y lugares dedicados a dioses paganos.


Autora: Evelyn Santiago González (4º ESO A)

SEXUALIDAD EN ROMA



La sociedad romana era muy promiscua y liberal, las relaciones sexuales fuera de la pareja eran consideradas totalmente normales y para los ciudadanos libres existía una gran libertad sexual.


En la decadencia del Imperio Romano, comenzó a reinar el caos familiar y sexual, caracterizado por excesos sexuales, desenfreno, adulterio y prostitución. Frente a este despertar sexual, se inicia un movimiento contrario que promueve la abstinencia sexual y valores como la virginidad y el sexo sólo dentro del matrimonio.


Comienzan a proliferar los burdeles donde se podía obtener compañía de las prostitutas que no sólo ofrecían placer sexual sino que se ofrecían como oyentes e interlocutoras de los hombres a los que les gustaba charlar de filosofía. Lo que podríamos denominar "libertad sexual", estaba íntimamente relacionada con el amplio desarrollo de la prostitución. Las prostitutas romanas tenían que llevar vestimentas diferentes, teñirse el cabello o llevar peluca amarilla e inscribirse en un registro municipal, además de recibir educación para el placer y la conversación, eran mujeres de amplia cultura general. En el año 1 DC se tenía el registro con 32.000 prostitutas que estaban recogidas, habitualmente, en burdeles, lugares con licencia municipal cercanos a los circos y anfiteatros o aquellos lugares donde el sexo era un complemento de la actividad principal: tabernas, baños o posadas El lugar favorito para las relaciones sexuales eran los baños, ofreciendo sus servicios tanto hombres como mujeres; incluso se conoce que existían algunos prostíbulos frecuentados por mujeres de clase elevada donde podían obtener servicios de jóvenes, conocidos como "spadoni" calificativo obviamente relacionado con el buen funcionamiento y tamaño de sus atributos masculinos.


En esa época, las prostitutas estaban divididas en diversas categorías las MERETRICES, estaban registradas en las listas públicas mientras que las PROSTIBULAE ejercían su profesión donde podían, librándose del impuesto. Las AMBULATARAE recibían ese nombre por trabajar en la calle o en el circo mientras que las LUPAE trabajaban en los bosques cercanos a la ciudad y las BUSTUARIAE en los cementerios. Las DELICATAE eran las prostitutas de alta categoría, teniendo entre sus clientes a senadores, negociantes o generales las FAMOSAE tenían la misma categoría pero pertenecían a la clase patricia, dedicándose a este oficio o por necesidades económicas o por placer, lo cual era aceptado y bien visto por el resto de la sociedad. En este marco aparece Julia, la hija de Augusto a la que se le apodó "La viuda alegre de Roma" por su conocida promiscuidad, Agripina la joven o la famosísima Mesalina que ha pasado a la Historia como una de las mujeres mas promiscuas del Imperio Romano.


Las infidelidades y el adulterio pasaron a ser prácticas sexuales comunes y cotidianas, hasta tal punto que los divorcios se consideraban como un trámite más dentro de la vida diaria en Roma.


La homosexualidad entre hombres no estaba mal vista. Incluso habían proverbios que aludían a este hecho: “los jóvenes procuraban un placer tranquilo que no trastornaba el espíritu, mientras que la pasión por una mujer sumía al hombre libre en una dolorosa esclavitud”.


Como reacción contraria a esta promiscuidad sexual, aparece una corriente filosófica proveniente del estoicismo y el neoplatonismo, que ensalza una nueva espiritualidad que afecta a la vida sexual de las personas. Se reconoce la práctica amorosa en el marco del matrimonio, animando a los jóvenes a llegar vírgenes al matrimonio.


Autoras: Alexandra Suárez Sosa y Almoraima López Suárez (4º ESO)

miércoles, 16 de marzo de 2011

miércoles, 23 de febrero de 2011

EL LIBRO DE LOS DISPARATES I

Cada vez que un profe corrige ejercicios o exámenes se encuentra con respuestas, por parte de algunos alumnos, que hacen desesperar el profe de turno pero que hacen que el resto de los mortales se partan de risa. En esta sección van algunas de ellas (los lumbreras son alumnos de 3º ESO):

Pregunta: Define centurión
Respuesta: es un hombre que es mitad hombre y mitad caballo.

P: Explica la situación de la mujer en Esparta
R: estar bien arreglada para que el marido, si le gustaba, le diera amor.

P: ¿Quiénes son la Furias o Erinias?
R: las que se les puede llamar prostitutas.

P: Explica el ceremonial de boda espartano.
R: el novio rapta a la novia, cuando llega el novio se la lleva en brazos a la cama, se la trajina y va a celebrarlo con los colegas.

P: Describre el ritual funerario en época de Homero.
R: 1- se moría.
2- lo metían en una caja de muertos.
3- llevaban al muerto al río.
4- Caronte lo transportaba hasta el Hades.
5- Finalmente quedaba en el Hades para toda la eternidad.

viernes, 18 de febrero de 2011

¿COMO VIVÍAN LOS ROMANOS?

Antigua Roma designa al Estado surgido de la expansión de la ciudad de Roma, que en su época llegó a abarcar desde Gran Bretaña al desierto del Sahara y desde la Península Ibérica al Éufrates. En un principio, tras su fundación, en 753 a. C., Roma fue una monarquía etrusca. Más tarde, en 509 a. C., fue una república latina, y en 27 a. C. se convirtió en un imperio.
La leyenda cuenta que Roma fue fundada por Rómulo el 21 de abril de 753 a. C. Rómulo, que mató a su hermano Remo, y puso el nombre a la ciudad en honor a él, fue el primero de los siete Reyes de Roma en haber sido elegido. La teoría crítica, sostenida por muchos autores viene a decir que Roma surge a partir del forum romanum.

Arquitectura romana, vivienda y edificación pública.
Las ciudades romanas eran el centro de la cultura, la política y la economía de la época. La base del sistema judicial, administrativo y fiscal eran también muy importantes para el comercio y a su vez albergaban diferentes acontecimientos culturales. Es importante destacar que Roma fue un imperio fundamentalmente urbano.
Las ciudades romanas estaban comunicadas por amplias calzadas para permitir el rápido desplazamiento de los ejércitos y las caravanas de mercaderes. Las ciudades nuevas se fundaban partiendo siempre de una estructura básica de red ortogonal con dos calles principales, el cardo y el decumano, que se cruzaban en el foro alrededor del cual se erigían templos, monumentos y edificios públicos. También en él se disponían la mayoría de las tiendas y puestos comerciales convirtiendo el foro en un punto de paso obligado para todo aquel que visitase la ciudad. Así mismo, se cuidaba mucho la limpieza del alcantarillado para así tener una buena salubridad e higiene para todos los ciudadanos y también para la ciudad romana. Este ordenamiento urbanístico nunca se aplicó en la propia Roma. El advenimiento del auge del poder imperial motivó su rápido crecimiento con la llegada de nuevos inmigrantes a la ciudad en busca de fortuna. Roma nunca fue capaz de digerir bien su grandeza acentuándose más aún el caos y la desorganización. La capital construía hacia lo alto y muchas veces se construyó mal y deprisa siendo frecuentes los derrumbes por bloques de pisos de mala calidad. La capital imperial se incendió en el año 64 d. C., durante el mandato de Nerón. Después, la reconstrucción de los diferentes barrios se realizó conforme a un plan maestro diseñado a base de calles rectas y anchas y grandes parques lo que permitió aumentar muchísimo las condiciones higiénicas de la ciudad.
Por lo demás toda ciudad romana trataba de gozar de las mismas comodidades que la capital y así los emperadores favorecían la propagación del modo de vida romano, que era lo mejor para que no volvieran a los tiempos en el que el pueblo se rebelaba contra Roma. Por ello, allí donde fuera preciso se construían teatros, termas, anfiteatros y circos para el entretenimiento y el ocio de los ciudadanos. También muchas ciudades intelectuales gozaban de prestigiosas bibliotecas y centros de estudio, así fue en Atenas, por ejemplo, ciudad que siempre presumió de su presuntuosa condición de ser la cuna de la filosofía y el pensamiento racional.
Para traer agua desde todos los rincones se construían acueductos y como el agua llegaba a veces con tanta presión era necesario construir abundantes fuentes por todas partes, lo que aumentaba más el encanto de dichas ciudades que aún construidas en tierras secas recibían la llegada de las bien planificadas canalizaciones romanas.
Las casas típicas eran las insulae. Solían estar hechas de adobe normalmente de unos tres o cuatro pisos aunque en Roma o en otras ciudades de gran densidad se llegaban a construir verdaderos rascacielos cuya solidez muchas veces fue más que dudosa. La gente rica y de dinero, patricios de buena familia o ricos comerciantes plebeyos que habían hecho fortuna, se alojaban en casa de una sola planta con patio interior recubierto de mosaicos llamadas domus.
En honor a las victorias se construían columnas, arcos de triunfo, estatuas ecuestres y placas conmemorativas que solían hacer siempre referencia al emperador reinante y sus gloriosas victorias conseguidas.


Economía en la Antigua Roma.
La sociedad romana original (comienzos de la República) se configura de dos clases sociales que tenían la ciudadanía romana:
- Una aristocracia de propietarios (patricios).
- Una clase popular que luchaba por conseguir derechos (plebeyos).
La economía estaba basada en el sistema de producción esclavista, donde la mayoría de los esclavos eran prisioneros. Existían mercados de esclavos donde se comerciaba con ellos como si fuesen simples mercancías.
La sociedad romana en sus orígenes estaba dividida en:
- Patricios: eran la clase dominante que poseía todos los privilegios tanto fiscales, como judiciales, políticos y también culturales.
- Plebeyos: eran el pueblo que no gozaba de todos los derechos ni privilegios.
- Esclavos: no tenían derechos y eran posesión de sus amos. El esclavismo era toda una institución social en Roma. En Roma cualquiera podía ser esclavo; la fuente de esclavos provenía sobre todo de pueblos conquistados, pero también de delincuentes u otra gente que fuera degradada a esa clase social por algún motivo. En realidad el esclavismo no era más que la clase social más baja. Y como toda clase, también era posible ascender a veces comprando la propia libertad, o simplemente por el deseo expreso del amo que se formalizaba con el acto de manumisión, un privilegio exclusivo de todo propietario que convertía al esclavo en un esclavo liberado.
Al evolucionar la República y convertirse en Imperio, esta sociedad evolucionó con ella dando origen a nuevos grupos o transformando otros. Y así a finales del siglo IV a. C. se había formado la clase de los optimates, resultado de la fusión de los antiguos patricios con los plebeyos más ricos.
En la medida que Roma entró en el gran circuito económico del Mediterráneo se desarrolló la clase de los caballeros, dedicada a los negocios (empresarios, mineros, grandes comerciantes, prestamistas, etc.).
Por su parte, la antigua clase media campesina, propietaria de tierras en Italia, se arruinó con las guerras y con la competencia de los latifundios y los productos agrícolas a bajo precio venidos de las provincias.
Los campesinos pobres que la formaban emigraron a Roma y a las grandes ciudades de Italia, transformándose en el proletariado romano. El proletariado fue sostenido por el aporte económico de sus patrones y, durante el Imperio, por las arcas fiscales y los recursos de los emperadores.



Autora: Ylenia María Rodríguez González (4º ESO C)

lunes, 14 de febrero de 2011

Los juegos gladiatorios








Son conscientes de que se van a jugar la vida de un momento a otro sobre la arena del anfiteatro. La lucha fratricida que en breve va a enfrentar a dos o más gladiadores romanos va a desembocar en un cruel derramamiento de sangre que abocará al público al borde del éxtasis. Se utilizaban esclavos y hombres libre que buscaban gloria. Más tarde también se utilizó a los cristianos, pero no por ser cristianos, pues en Roma había libertad de culto, tal es así que llegó incluso a existir una legión formada exclusivamente por cristianos llamada la «legión tonante». El motivo fundamental es que algunos cristianos sublevaban a las clases bajas y a los esclavos, alterando el orden público, y por tanto eran detenidos como delincuentes.
El premio o la recompensa que recibía un gladiador eran varias: gloria, fama, dinero, la posibilidad de convertirse en un hombre libre y la más importante, la Victoria. Si habían obtenido un gran éxito, eran ensalzados por los poetas, su retrato aparecía en joyas y jarrones, las damas suspiraban por ellos. Un gladiador famoso podía cobrar por un combate hasta mil piezas de oro. Un caso extraordinario fue el del gladiador Publius Ostorius de Pompeya, hombre libre que combatió y venció en 51 combates.
Pero más allá de todo esto los Juegos eran ante todo una ceremonia religiosa que exigía un ritual. La víspera de los Juegos era día sagrado, celebrándose una solemne procesión seguida de sacrificios propiciatorios a los que asistían todos los participantes. También se celebraba un banquete de hermandad entre los gladiadores, que para algunos sería su última cena. Al día siguiente se organizaba un desfile de gladiadores con toda la pompa que exigía el momento, llevando ricos trajes de oro y púrpura.
Antes de sonar las trompetas que darán inicio al combate, los gladiadores desfilan en formación militar ante el emperador y claman al unísono: ¡Ave Caesar, morituri te salutant! La gloria sólo reservará espacio a unos pocos elegidos que tratarán de borrar un pasado indigno como esclavos, prisioneros de guerra, condenados a muerte o simples malhechores. También hubo hombres libres que se dedicaron voluntariamente a un oficio considerado indecoroso. El carisma y la popularidad de los gladiadores fueron tales que emperadores de la talla de Calígula, Nerón o Cómodo intentaron imitar sus destrezas con la espada. Julio César, por su parte, los utilizó como esclavos. “El hombre se alimentaba de la sangre del hombre” lamentó Séneca, el único intelectual que detestaba este tipo de espectáculo.
Los gladiadores se enfrentaban casi siempre por parejas, aunque en ocasiones combatían en grupos. Según el tipo de armamento que llevaban se imponía una técnica de lucha distinta. Existían los samnitas, que portaban yelmo cerrado, escudo, manga acolchada y espada corta, los retiari (armados con red y tridente), oplomachi (casco con visera, escudo y coraza), tracios, con pequeño escudo circular y sable curvo, mirmillones (casco en forma de pez, escudo rectangular y espada), provocator (escudo redondo y lanza), los équites que luchaban a caballo, essedari que combatían sobre un carro de guerra o los andabates, que lo hacían a ciegas y con una cota de malla. El emparejamiento de un tipo de gladiador contra otro no era caprichoso, sino que obedecía a un estudiado cálculo sobre las ventajas e inconvenientes de cada adversario para convertir la lucha en un espectáculo equilibrado y duradero.


EL SADISMO DEL PÚBLICO


La suerte suprema, la de morir dignamente, debía ser memorablemente ejecutada por el gladiador vencido. Los espectadores que pensaban que, pese a caer derrotado, había luchado bien sacaban señuelos y, con el pulgar hacia abajo (al contrario de lo que se cree), pedían al emperador su indulto. Pero si estaban descontentos exigían la muerte del gladiador llevándose el pulgar al cuello. Si la decisión era la muerte, el público esperaba que el luchador la afrontase con dignidad y valor. Para muchos espectadores, éste era el momento más importante del combate.
El sadismo, en lugar de ser algo fortuito, se convirtió en algo habitual. El emperador Claudio solía ordenar que se les retirasen el casco a los gladiadores heridos para poder apreciar la expresión de sus rostros cuando les cortaban el cuello. Un gladiador desconocido podía ser perdonado si pedía clemencia después de un buen combate. Pero la multitud no ayudaba a un favorito que fuera derribado por la espada de un desconocido, sobre todo si había apostado por su victoria. Enseguida, unos diligentes servidores disfrazados de Caronte o Hermes se aproximaban al gladiador que yacía en la arena y se aseguraban de que estaba muerto propinándole unos mazazos en la cabeza. En ocasiones, los gladiadores también luchaban contra fieras en las denominadas venationes. Pompeyo los enfrentó con elefantes y Claudio contra leopardos. Nerón los forzó a combatir contra 400 osos y 300 leones. Entre dos hombres, las posibilidades de perecer en la arena se nivelaban en un 50%; contra estas bestias se incrementaban notablemente. También se vieron obligados a participar en el agua de las fastuosas naumaquias (batallas navales) que se llevaron a cabo en el Coliseo.

ORIGEN RITUAL


El origen de las luchas de gladiadores nace en Etruria. Sus moradores solían sacrificar prisioneros sobre la tumba de los caudillos para liberar sus espíritus y los acompañaran en la otra vida. Una evolución de este rito trajo los ludi gladiatorii, que se secularizaron hasta convertirse en un espectáculo. El primero de este tipo en Roma tuvo lugar en el 264 antes de Cristo con ocasión del funeral de Junio Bruto Perea, en el que combatieron tres parejas de esclavos. En Hispania el inaugural fue organizado por Escipión el Africano en el 206 a.C. Gracias a estos combates, el emperador, los magistrados y cónsules conseguían entretener las sedientas gargantas del pueblo romano, les distraía de los problemas sociales y la actividad política. De esta forma se ganaban el fervor popular y lograban votos.
Los césares no querían que la peble romana bostezara de hambre ni de aburrimiento. En el siglo I, Juvenal recogió el sentido del espectáculo en su famosa expresión panem et circenses (pan y circo). El calendario les era propicio para celebrar estos espectáculos, pues los días festivos en la Roma imperial ocupaban más de la mitad del año entre días sagrados y los ludi. Los combates solían celebrarse a primera hora de la tarde en unos juegos que se alargaban todo el día.
El gladiador vivía al borde del filo de la navaja. Era previsible que su carrera fuese corta. Aunque algunos vivían lo suficiente para hacerse un nombre y convertirse en personajes idolatrados por el público, en especial por el femenino. Las damas de la alta sociedad sentían una enorme pasión por ellos. Fastuosos mosaicos y grafiti así lo atestiguan. Incluso podían recobrar la libertad y retirarse del oficio con una aceptable fortuna. Al final de una carrera gloriosa se le entregaba la espada de madera (rudis), que señalaba su retiro definitivo y el logro de su deseo más preciado.



EL GRAN ESCENARIO, EL COLISEO


Las luchas de gladiadores tenían por escenario el anfiteatro, aunque empezaron celebrándose en los foros. Los originales fueron de madera, como el construido por Pompeyo el Grande en el siglo I a.C. El primero de piedra lo mandó edificar Octavio Augusto el 29 a.C. en el Campo de Marte. Pero sin duda, el principal recinto de lucha sin tregua fue el Coliseo, inaugurado por Tito en el año 80 d.C. Tenía cuatro pisos y sus graderíos podían albergar hasta 50.000 espectadores. Se calcula que en su arena murieron entre 500.000 y un millón de personas. Los juegos más fastuosos que se recuerdan los organizó el emperador hispano Trajano en el siglo II. Duraron tres meses e intervinieron 4.912 parejas de gladiadores.
La pieza esencial para la organización de las luchas era el lanista, que se ocupaba de contratar gladiadores y adquirir las fieras. Solía ser un hombre de pasado oscuro pero enriquecido por el oficio. Los gladiadores profesionales solían recibir en sus escuelas un código ético muy estricto. Según afirmaba Cicerón, “preferían recibir un golpe a esquivarlo en contra de las reglas. Están dispuestos a dejarse degollar para satisfacer a su amo”. Las escuelas de mayor fama se ubicaron en Capua, aunque también las hubo en Hispania, Egipto y las Galias.
El emperador Cómodo (161-192) fue un caso insólito. Una vez en el trono dejó de lado los asuntos de gobierno para centrarse en sus aficiones. Se dedicó a entrenarse y participó en numerosos combates, en los que, por supuesto, siempre ganaba. Se hizo llamar “vencedor de los mil gladiadores”. El pueblo le reprochó que rebajara su dignidad imperial con un oficio de esclavos. De entre los gladiadores más famosos sobresale la figura de Espartaco, pero por sus acciones fuera de la arena. Desertor del ejército romano y reducido a la esclavitud, se formó en la escuela de Capua. En el 72 antes de Cristo organizó una rebelión con 78 gladiadores, a los que se unieron cientos de esclavos descontentos. Tras vencer a cuatro generales romanos, el Senado aglutinó ocho legiones (unos 40.000 soldados) para aplastar la insurrección. Espartaco murió acribillado de heridas en la batalla de Silaro, en 71 a.C. Más de 6.000 prisioneros fueron crucificados luego en la Vía Apia.
La popularidad de los gladiadores también alcanzó a los intelectuales, quienes nunca condenaron de forma tajante los juegos. Sólo el hispano Séneca los despreció. Admiraban el ejemplo de nobleza de la ducha y el desprecio a la muerte. Sólo la propagación del cristianismo, que condenó estos combates, y las dificultades económicas del final del imperio llevaron progresivamente a su prohibición, decretada por el emperador Honorio en el 404 después de Cristo. El pueblo romano fue culpable de haber gozado públicamente con aquellas ejecuciones capitales y de haber hecho del Coliseo un demencial escenario de suplicios y un sangriento matadero.


Armas
Los tipos de armas eran diferente para cada tipo de gladiador:
Samnitas: espada corta o gladius.

Mirmidones: espada gladius

Tracios: espada corta con hoja ligeramente curva también llamada sica.

Secutores: espada normal.

Reciarios: fuscina y un puñal.

Homoplachi: puñal.

Laquearii: escasamente armados.


Dimanchaeri: luchaban con dos espadas.


Escuela de gladiadores

La demanda creciente de gladiadores provoca la aparición de diversas escuelas, como la de Capua, Pompeya o Rávena, además de las existentes en la propia Roma. Estas escuelas eran estatales, siendo la figura más importante la del entrenador, llamado doctor. Cada una de estos doctores, que por lo general eran gladiadores ya retirados, estaba especializado en una técnica de lucha.
Estamos hablando de un fenómeno que duró aproximadamente mil años, desde que Tarquinio Prisco en el 616 a.C. subió al trono de Roma hasta la que parece su prohibición definitiva por el Emperador Honorio en el 404 (aunque la primera constancia de un combate de gladiadores que nos ha llegado fue en el 264 a. C. en los funerales de un miembro de la familia de Bruto). Antes que Honorio hubo otros que también los prohibieron aunque sin demasiado éxito, como Septimio Severo en el año 200 y Constantino I el grande en el 325.
No podemos pensar que en estas escuelas solamente se les enseñase a luchar, es lógico pensar que existiese una formación interna, de preparación del alma, y se les mostrase un poco los Misterios de la Vida y la Muerte.
Autora: Náyade Cabrera Afonso (4º ESO C)