viernes, 1 de abril de 2011

SEXUALIDAD EN ROMA



La sociedad romana era muy promiscua y liberal, las relaciones sexuales fuera de la pareja eran consideradas totalmente normales y para los ciudadanos libres existía una gran libertad sexual.


En la decadencia del Imperio Romano, comenzó a reinar el caos familiar y sexual, caracterizado por excesos sexuales, desenfreno, adulterio y prostitución. Frente a este despertar sexual, se inicia un movimiento contrario que promueve la abstinencia sexual y valores como la virginidad y el sexo sólo dentro del matrimonio.


Comienzan a proliferar los burdeles donde se podía obtener compañía de las prostitutas que no sólo ofrecían placer sexual sino que se ofrecían como oyentes e interlocutoras de los hombres a los que les gustaba charlar de filosofía. Lo que podríamos denominar "libertad sexual", estaba íntimamente relacionada con el amplio desarrollo de la prostitución. Las prostitutas romanas tenían que llevar vestimentas diferentes, teñirse el cabello o llevar peluca amarilla e inscribirse en un registro municipal, además de recibir educación para el placer y la conversación, eran mujeres de amplia cultura general. En el año 1 DC se tenía el registro con 32.000 prostitutas que estaban recogidas, habitualmente, en burdeles, lugares con licencia municipal cercanos a los circos y anfiteatros o aquellos lugares donde el sexo era un complemento de la actividad principal: tabernas, baños o posadas El lugar favorito para las relaciones sexuales eran los baños, ofreciendo sus servicios tanto hombres como mujeres; incluso se conoce que existían algunos prostíbulos frecuentados por mujeres de clase elevada donde podían obtener servicios de jóvenes, conocidos como "spadoni" calificativo obviamente relacionado con el buen funcionamiento y tamaño de sus atributos masculinos.


En esa época, las prostitutas estaban divididas en diversas categorías las MERETRICES, estaban registradas en las listas públicas mientras que las PROSTIBULAE ejercían su profesión donde podían, librándose del impuesto. Las AMBULATARAE recibían ese nombre por trabajar en la calle o en el circo mientras que las LUPAE trabajaban en los bosques cercanos a la ciudad y las BUSTUARIAE en los cementerios. Las DELICATAE eran las prostitutas de alta categoría, teniendo entre sus clientes a senadores, negociantes o generales las FAMOSAE tenían la misma categoría pero pertenecían a la clase patricia, dedicándose a este oficio o por necesidades económicas o por placer, lo cual era aceptado y bien visto por el resto de la sociedad. En este marco aparece Julia, la hija de Augusto a la que se le apodó "La viuda alegre de Roma" por su conocida promiscuidad, Agripina la joven o la famosísima Mesalina que ha pasado a la Historia como una de las mujeres mas promiscuas del Imperio Romano.


Las infidelidades y el adulterio pasaron a ser prácticas sexuales comunes y cotidianas, hasta tal punto que los divorcios se consideraban como un trámite más dentro de la vida diaria en Roma.


La homosexualidad entre hombres no estaba mal vista. Incluso habían proverbios que aludían a este hecho: “los jóvenes procuraban un placer tranquilo que no trastornaba el espíritu, mientras que la pasión por una mujer sumía al hombre libre en una dolorosa esclavitud”.


Como reacción contraria a esta promiscuidad sexual, aparece una corriente filosófica proveniente del estoicismo y el neoplatonismo, que ensalza una nueva espiritualidad que afecta a la vida sexual de las personas. Se reconoce la práctica amorosa en el marco del matrimonio, animando a los jóvenes a llegar vírgenes al matrimonio.


Autoras: Alexandra Suárez Sosa y Almoraima López Suárez (4º ESO)

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