lunes, 8 de noviembre de 2010

Artemisa: un mito del siglo XXI

EL NACIMIENTO
El nacimiento de Artemisa fue muy polémico, ya que, Zeus, su padre, hizo el amor varias veces con Leto, su madre, mientras estaba con Hera. También, es verdad que a Zeus le gustaba todo lo que se moviera y tuviera falda o no. De esos encuentros eróticos, Leto se quedó embarazada, y esta noticia no le gustó a Hera.
- ¡Zeus, cómo has podido!- dijo Hera muy angustiada.
- Lo siento, querida Hera, la tentación me llamó y me enamoré de ella.
- ¿Y qué pasó con todas las anteriores? ¿Con todas las que me engañabas?- gritó desesperadamente Hera.
- Esas no eran nada, un desliz. Bueno, adiós Hera.
Zeus se marchó, pero Hera no se iba a quedar quieta.

SIETE MESES DESPUÉS
Hera fue en busca de Leto y no acertó a verla. Entonces, le robó el coche de marca Ilitía, el mejor que había en el mercado, para que ella no pudiera ir al hospital y perder a la niña que venía en camino. No tuvo suerte porque le prestaron un avión privado y se pudo desplazar al mejor hospital que había en el mundo, situado en la isla de Delos.
Leto al entrar, ya sudando, con contracciones y con dilatación de 7, vio una estatua de un cisne que caracterizaba a esa isla.
Ya habían entrado en el paritorio y allí estaba Zeus con su videocámara, más nervioso que Leto. Para gran sorpresa, no era solo una niña lo que esperaban como le dijo el médico, sino, ¡gemelos! Y los llamaron Apolo y Artemisa.
- ¿Qué tal estás, querida?- dijo Zeus todavía con la videocámara en la mano.
- Aquí con dolores, pero bien dentro de lo que cabe. ¿Y tú?- dijo Leto en plan coña.
- Aquí con mareos de tanto que me decía el médico inspira suspira... ¡Un sofoco, muchacha!
- Emm… cariño me lo decía a mí.
- ¡Ahhh! Con razón y yo asfixiadito que estaba. Bueno, me tengo que ir, ¿tú puedes hacerte cargo de los niños mientras yo esté fuera? Vendré a visitarlos en mis tiempos libres.
- Vale no pasa nada, bomboncín.- dijo Leto con voz tierna.
- Adiós, querida- dijo Zeus dándose la vuelta dirigiéndose a la puerta.

INFANCIA
Cuando Artemisa tenía solamente tres años pidió a Zeus, como regalo de cumpleaños, que le regalase un anillo de castidad.
- Papi, para mi cumple quiero un anillito de estos que te hacen virgen para toda la vida.
- Vale cariño, eso está hecho bichillo. -Dijo Zeus saltando.
Zeus todo privado de la vida fue a comprárselo.

PASARON MUCHOS AÑOS.
Artemisa era la chica más popular del instituto Saulo Torón y su pasatiempo favorito era la caza, acompañada siempre con su padre, que fue quien le aficionó a ese hobby. Jamás iba sin su rifle al que tanto cariño le tenía, porque era heredado. También le gustaba cazar con su hermano gemelo. A ella le simbolizaba un collar en forma de Luna, tan defendido por ella que nadie sabía su origen ni el porqué lo llevaba.
Un día Artemisa salió con sus amigas a la playa de Los Dos Roques y se bañó desnuda en el Pozo Azul. Ellas hablaban y hablaban de sus cotilleos.
- Artemisa, tía, súper fuerte, sabes que Braulio José se enrolló con María Alfonsa. Créetelo tía.
- ¡Noooooo! –dijo Artemisa con toda la boca abierta que le entró hasta agua.
- ¡Síííííí!- le confirmó la del cotilleo.
- ¡¡¡No jodas!!!- dijo la que estaba a la derecha.
- Pues si tía- confirmó ya con acento muy muy pijo.
- ¡¡¡Que fuerte no!!!- replicó Artemisa.
- ¡¡¡Si, loca!!! – Otra vez habló la de los cotilleos.
Que conversación tan fluida…
Muy cerca de allí, había un niño jugando a la pelota y sin querer le dio a Artemisa. Su amiga salió en su defensa y dijo:
- ¡¡Chacho mi niiiiiño!! ¡¡¡Tu eres bobo o que!!! ¡¡¡Hay diooos como te coja agárrate los calzones!!!!- dijo gritándole al niño. – Fuerte friki tía... – dijo al darse la vuelta.
- ¡¡Ehh, relájese!! Si estás calentita te me enfrías.- dijo el niño que tiró la pelota.
La amiga al darse la vuelta vio que había un niño detrás de las rocas y era Acteón, un chico muy guapo sin ninguna imperfección. La amiga se lo dijo a Artemisa, y ella se enfureció tanto que agarró a Acteón y casi lo ahoga.
- ¡Para, para... que me ahogas muchacha!-dijo desesperado.
- No haberme espiado. ¡Así, no querías viento pues echa la cometa!- dijo Artemisa gritando.
- Lo siento es que pasaba y no me pude resistir, me dejaste moradito.- dijo con voz seductora.
- Fastídiate- acentuó Artemisa despreciándolo.
Al día siguiente, en el instituto, Acteón presumió de lo que había visto en la playa. Cuando llegó a oídos de Artemisa se vengó, de tal forma que le envió una nota falsa para hacer su plan.
Quedaron en el faro de Sardina y empezaron a discutir.
- ¡Pero tú que te has creído cabeza de chorlito!
- Lo-lo siento-dijo tartamudeando Acteón.
- No me obligues a pegarte un cachetón.- Dijo Artemisa ya con voz de amenaza.
Acteón estaba aturdido y daba pasos hacia atrás, cuando de repente el suelo se deslizó cayendo al vació; pero tuvo tanta suerte que se agarró a unas ramitas que se asimilaban a los cuernos de un ciervo, pero éstas, eran tan frágiles que cedieron con su peso arrojándolo al mismísimo Poseidón. De esta manera quedó atrapado entre las furias de las olas que parecían perros salvajes.
- ¡Acteooooooooooón!- dijo gritando y triste Artemisa.

Después de varios meses de lo ocurrido, Artemisa tuvo otro compañero de caza, después de su ex – novio. A Apolo no le caía bien, por la razón de que su hermana pasaría de él y porque tenía miedo de que le hiciera lo mismo que su antiguo novio.
Apolo ideó un plan para librarse de él. Le contó a su mejor amiga lo que le encantaría que le sucediese, entonces los dos tramaron un plan que parecía perfecto.
- Sé que podríamos hacer para librarnos del pesado ese- dijo Apolo.
- Puedo coger uno de mis escorpiones y ponérselos en su cama- Dijo la amiga con voz rara.
- Jajajajajajaja – rieron los dos al unísono- ¡Qué buena idea!
Ese mismo día, por la noche, Apolo entró en su habitación y le colocó el escorpión en la cama, matándolo en el acto.

Y aquí acaba la historia de Artemisa, diosa de la caza y la castidad.
Autoras: Ylenia Rodríguez González y Alba Pérez Rodríguez (4º ESO)

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