viernes, 18 de febrero de 2011

¿COMO VIVÍAN LOS ROMANOS?

Antigua Roma designa al Estado surgido de la expansión de la ciudad de Roma, que en su época llegó a abarcar desde Gran Bretaña al desierto del Sahara y desde la Península Ibérica al Éufrates. En un principio, tras su fundación, en 753 a. C., Roma fue una monarquía etrusca. Más tarde, en 509 a. C., fue una república latina, y en 27 a. C. se convirtió en un imperio.
La leyenda cuenta que Roma fue fundada por Rómulo el 21 de abril de 753 a. C. Rómulo, que mató a su hermano Remo, y puso el nombre a la ciudad en honor a él, fue el primero de los siete Reyes de Roma en haber sido elegido. La teoría crítica, sostenida por muchos autores viene a decir que Roma surge a partir del forum romanum.

Arquitectura romana, vivienda y edificación pública.
Las ciudades romanas eran el centro de la cultura, la política y la economía de la época. La base del sistema judicial, administrativo y fiscal eran también muy importantes para el comercio y a su vez albergaban diferentes acontecimientos culturales. Es importante destacar que Roma fue un imperio fundamentalmente urbano.
Las ciudades romanas estaban comunicadas por amplias calzadas para permitir el rápido desplazamiento de los ejércitos y las caravanas de mercaderes. Las ciudades nuevas se fundaban partiendo siempre de una estructura básica de red ortogonal con dos calles principales, el cardo y el decumano, que se cruzaban en el foro alrededor del cual se erigían templos, monumentos y edificios públicos. También en él se disponían la mayoría de las tiendas y puestos comerciales convirtiendo el foro en un punto de paso obligado para todo aquel que visitase la ciudad. Así mismo, se cuidaba mucho la limpieza del alcantarillado para así tener una buena salubridad e higiene para todos los ciudadanos y también para la ciudad romana. Este ordenamiento urbanístico nunca se aplicó en la propia Roma. El advenimiento del auge del poder imperial motivó su rápido crecimiento con la llegada de nuevos inmigrantes a la ciudad en busca de fortuna. Roma nunca fue capaz de digerir bien su grandeza acentuándose más aún el caos y la desorganización. La capital construía hacia lo alto y muchas veces se construyó mal y deprisa siendo frecuentes los derrumbes por bloques de pisos de mala calidad. La capital imperial se incendió en el año 64 d. C., durante el mandato de Nerón. Después, la reconstrucción de los diferentes barrios se realizó conforme a un plan maestro diseñado a base de calles rectas y anchas y grandes parques lo que permitió aumentar muchísimo las condiciones higiénicas de la ciudad.
Por lo demás toda ciudad romana trataba de gozar de las mismas comodidades que la capital y así los emperadores favorecían la propagación del modo de vida romano, que era lo mejor para que no volvieran a los tiempos en el que el pueblo se rebelaba contra Roma. Por ello, allí donde fuera preciso se construían teatros, termas, anfiteatros y circos para el entretenimiento y el ocio de los ciudadanos. También muchas ciudades intelectuales gozaban de prestigiosas bibliotecas y centros de estudio, así fue en Atenas, por ejemplo, ciudad que siempre presumió de su presuntuosa condición de ser la cuna de la filosofía y el pensamiento racional.
Para traer agua desde todos los rincones se construían acueductos y como el agua llegaba a veces con tanta presión era necesario construir abundantes fuentes por todas partes, lo que aumentaba más el encanto de dichas ciudades que aún construidas en tierras secas recibían la llegada de las bien planificadas canalizaciones romanas.
Las casas típicas eran las insulae. Solían estar hechas de adobe normalmente de unos tres o cuatro pisos aunque en Roma o en otras ciudades de gran densidad se llegaban a construir verdaderos rascacielos cuya solidez muchas veces fue más que dudosa. La gente rica y de dinero, patricios de buena familia o ricos comerciantes plebeyos que habían hecho fortuna, se alojaban en casa de una sola planta con patio interior recubierto de mosaicos llamadas domus.
En honor a las victorias se construían columnas, arcos de triunfo, estatuas ecuestres y placas conmemorativas que solían hacer siempre referencia al emperador reinante y sus gloriosas victorias conseguidas.


Economía en la Antigua Roma.
La sociedad romana original (comienzos de la República) se configura de dos clases sociales que tenían la ciudadanía romana:
- Una aristocracia de propietarios (patricios).
- Una clase popular que luchaba por conseguir derechos (plebeyos).
La economía estaba basada en el sistema de producción esclavista, donde la mayoría de los esclavos eran prisioneros. Existían mercados de esclavos donde se comerciaba con ellos como si fuesen simples mercancías.
La sociedad romana en sus orígenes estaba dividida en:
- Patricios: eran la clase dominante que poseía todos los privilegios tanto fiscales, como judiciales, políticos y también culturales.
- Plebeyos: eran el pueblo que no gozaba de todos los derechos ni privilegios.
- Esclavos: no tenían derechos y eran posesión de sus amos. El esclavismo era toda una institución social en Roma. En Roma cualquiera podía ser esclavo; la fuente de esclavos provenía sobre todo de pueblos conquistados, pero también de delincuentes u otra gente que fuera degradada a esa clase social por algún motivo. En realidad el esclavismo no era más que la clase social más baja. Y como toda clase, también era posible ascender a veces comprando la propia libertad, o simplemente por el deseo expreso del amo que se formalizaba con el acto de manumisión, un privilegio exclusivo de todo propietario que convertía al esclavo en un esclavo liberado.
Al evolucionar la República y convertirse en Imperio, esta sociedad evolucionó con ella dando origen a nuevos grupos o transformando otros. Y así a finales del siglo IV a. C. se había formado la clase de los optimates, resultado de la fusión de los antiguos patricios con los plebeyos más ricos.
En la medida que Roma entró en el gran circuito económico del Mediterráneo se desarrolló la clase de los caballeros, dedicada a los negocios (empresarios, mineros, grandes comerciantes, prestamistas, etc.).
Por su parte, la antigua clase media campesina, propietaria de tierras en Italia, se arruinó con las guerras y con la competencia de los latifundios y los productos agrícolas a bajo precio venidos de las provincias.
Los campesinos pobres que la formaban emigraron a Roma y a las grandes ciudades de Italia, transformándose en el proletariado romano. El proletariado fue sostenido por el aporte económico de sus patrones y, durante el Imperio, por las arcas fiscales y los recursos de los emperadores.



Autora: Ylenia María Rodríguez González (4º ESO C)

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