martes, 2 de marzo de 2010

Arquitectura y urbanismo. Vías de comunicación.



ARQUITECTURA Y URBANISMO EN ROMA



Las aportaciones más características de la tecnología romana tuvieron lugar en la arquitectura y en la agricultura. Su espíritu pragmático alcanzó un claro exponente en ambas técnicas.
Los romanos no fueron los primeros en construir puentes, ni acueductos o calzadas, pero sus obras son realmente únicas, tanto por su calidad como por su tamaño. La construcción de estas obras así como los anfiteatros, los teatros, las termas o las basílicas exigió el desarrollo del arco y de la bóveda que más tarde en la Edad Media será aprovechado por el arte gótico.


En Roma, los ingenieros se encargaban, a diferencia de lo que ocurre hoy en día, tanto de la obra como de la maquinaria. Durante la República no existió distinción entre la ingeniería civil y la militar. En época imperial el ejército se fue haciendo cargo cada vez con más frecuencia de muchos proyectos de ingeniería. En un principio estos eran de carácter militar, pero en el siglo II las obras públicas llegaron a depender en buena medida de los ingenieros militares y de su experiencia práctica. En las provincias, y sobre todo en época de Adriano, el ejército intervino cada vez más en los proyectos civiles.



Ya hemos dicho anteriormente que los romanos obtuvieron sus mayores logros en el desarrollo técnico de la arquitectura. Sus edificios públicos (teatros, anfiteatros, termas, basílicas) sus acueductos, sus puentes, sus calzadas demuestran -hasta qué punto dominaron los romanos los principios básicos de la ingeniería. Comprendieron que antes de construir había que realizar un estudio del terreno y, sobre todo en el caso de los acueductos y las calzadas, aceptaron la necesidad de adaptar sus esquemas y planes de trabajo a las necesidades locales. También supieron que, en especial para las calzadas, cera preciso proteger los cimientos del agua. Perfeccionaron el arco y se dieron cuenta de que tallando las dovelas con toda perfección se conseguía que el semicírculo de piedra soportara eternamente cualquier peso. La aplicación de todos estos principios hizo que construyeran numerosas obras de valor incalculable, muchas de las cuales han perdurado hasta nuestro días y nos sirven de testimonio de su gran hacer.



Para los romanos la arquitectura fue esencialmente utilitaria. Los templos no fueron, como en Grecia, los edificios principales. Lo eran las basílicas, las termas, los teatros, los anfiteatros, los acueductos, las cloacas. Se perseguía la comodidad material.



Las exigencias de las conquistas impulsaron a los romanos bien a ampliar las ciudades existentes, bien a crear otras nuevas. Para ello se vieron obligados a establecer una verdadera doctrina del urbanismo que facilitara a prior¡ soluciones uniformes para todos los problemas prácticos.
Los romanos consideraban que una ciudad regular quedaba siempre inscrita en un cuadrado o rectángulo atravesado por dos vías perpendiculares. Una de ellas, la de orientación norte - sur recibía el nombre de cardo, la otra, con orientación este - oeste, se llamaba decumanus. Para trazar ambas calles se utilizaba la grema. Ésta debía ser colocada en el centro de lo que iba a ser la nueva ciudad después de que el fundador de la misma, el magistrado nombrado a tal efecto, hubiese tomado los auspicios y comprobado con ellos que los dioses no se oponían a su fundación. Al final de ambas calles se hallaban las puertas principales de la ciudad. Este tipo de trazado sólo podía aplicarse a terrenos libres y sin accidentes demasiado acentuados. Era el sistema al que recurrían cada noche los soldados para levantar el campamento.



Pero la rigurosidad geométrica de las fundaciones de este tipo no se puede explicar sólo desde el punto de vista militar. Existían también consideraciones religiosas. Fundar una ciudad era un acto sagrado y se realizaba llevando a cabo diferentes ritos.




VÍAS DE COMUNICACIÓN



Para comunicar unas ciudades con otras, los romanos desarrollaron un amplio sistema de comunicaciones a base de calzadas. Éstas llegaron a alcanzar con el ingenio romano sus más altas cotas de perfección. En un principio las calzadas principales se construyeron por y para el ejército, para facilitar sus desplazamientos. Por ello algunas se adentran más allá del dominio romano, hasta los territorios hostiles del otro lado del limes. Las primeras vías comunicaron Roma con las colonias militares que jalonaban su expansión en la península itálica. En época de César, Italia estaba ya llena de vías que comunicaba Roma con las principales ciudades. Fuera de Italia el número de vías fue reducido antes del Imperio y tenían carácter exclusivamente militar. Con el tiempo, su uso no fue reservado sólo a los militares. Las sustituyeron también los viejos senderos mejorando las comunicaciones dentro del imperio tanto para el ejército como para el gobierno, el comercio y la población en general. Algunas, incluso, se hicieron con fines puramente comerciales.


Las calzadas romanas son famosas por la rectitud de su trazado. Seguían siempre las rutas lo más directas posibles y corrían prácticamente en línea recta durante largas distancias. Aún no se ha explicado de forma satisfactoria cómo eran trazadas las rutas que seguían las calzadas. Su trazado incluía dos tareas diferentes: por una parte había que establecer la ruta a seguir, por otro había que transformar esa ruta ideal en una ruta práctica.



Desde el punto de vista técnico Ulpiano distinguió tres tipos de vías: via terrena, que era una pista de tierra batida y nivelada, via glarea strata, una pista con calzada recubierta de gravilla, y via silice strata, pista pavimentada con piedra. Los romanos desarrollaron especialmente este último tipo.



Para la construcción de la vía se excavaba primero un fosa del ancho de la vía, a ser posible hasta que se encontrara roca. Se nivelaba el fondo de la fosa y se recubría con arena y mortero y, si era posible, se echaban también estacas con el in de aumentar su resistencia. El tipo de cimientos podía variar de una zona a otra en función de los distintas calidades del terreno. Sobre esta base se disponían cuatro capas superpuestas de mampostería que ocupaban de metro a metro y medio. Esas capas eran de abajo a arriba:
- Statumen: piedras planas unidas mediante mortero o arcilla. Tenía un grosor de 0'30 0'60 cms.
- Rudus o fuderatio: fina capa de hormigón formado por guijos de piedra cascada y fragmentos de ladrillo. Su grosor, er a de 0225 cms
- Nucleus: hormigón más fino que el anterior mezclado con grava o arena. Tenía un grosor de 0'30 a 0'S0 cms..
- Summum dorsum: losas poligonales en las viae silice stratae o guijarros en las viae glarea stratae. Las losas no eran como nuestros adoquines sino que tenían una forma puntiaguda por abajo para que se agarraran con más firmeza al nucleo.



La forma de las calzadas era un poco combada o ladeada para que el agua escurriera y no quedara en la superficie. El agua se recogía en unas fosas laterales construidas para ello.



El punto de partida de las vías era una columna de mármol revestida de oro, el miliarium aureum, que se hallaba enel foro romano. El sistema de estas vías era radial, como lo es hoy, por ejemplo, el sistema de carretras española. Las distancias eran marcadas por miliarios, monolitos de formas cilíndrica y de unos dos metros de altura. En ellos se advertía la distancia entre aquel punto de la vía y el de partida.



En ocasiones, para hacer la via había que salvar un rio. Para ello era necesario la construcción de puentes. En un primer momento los puentes eran de madera. El primer puente de piedra fue el pons Aemilius, construido en el siglo II a.C. en Roma. Hubo que esperar hasta el año 109 para que se levantara un puente fuera de la ciudad ubicado en el trazado de una vía. Se trata del puente Mulvius, en la via Flaminia. Para construir los cimientos idearon un sistema de secado que aún hoy se emplea aunque con algunas mejoras técnicas como son las bombas de achique.




No hay comentarios:

Publicar un comentario