jueves, 15 de abril de 2010

LA MUJER EN LA ANTIGUA ROMA


El papel de la mujer.

La ley consideraba a la mujer durante su existencia como un ser menor, que pasaba del poder paterno al poder de su esposo, y si quedaba viuda, al poder de su hijo mayor.
Una mujer pasaba a la edad adulta a los catorce años, edad a la que todos la llamaban “señora”. Desde los doce muchas de ellas tenían otorgadas un marido elegido por su padre. Al marido se le cosideraba el dueño de su esposa, de sus hijas y de sus criados.
A la mujer se la valoraba como una compañera y cooperadora del hombre romano. Ésta participaba como matrona y dueña en la vida social de la casa, salía a comprar libremente y acompañaba al marido a los banquetes, compartía con él la autoridad sobre los hijos y criados y participaba en la dignidad de su marido en la vida pública. De cualquier manera, la mujer se encontraba siempre en un segundo plano, inferior al hombre, no tenía derechos y no se le premitía participar en la política, en la literatura, ni tampoco podía ser cabeza de familia.
Las mujeres ricas no tenían obligaciones como amas de casa, ya que su marido era el que daba las órdenes a sus esclavos. Éstas ni siquiera debían molestarse en vestirse ni asearse, sus criadas se encargaban de ello. Por otro lado, su libertad era relativa porque siempre estaban acompañadas por sirvientes y señoritas de compañía, sólo así se les permitía visitar a sus amigas.
Las mujeres romanas de clases altas adquirieron ciertos derechos, como el de poseer, heredar y disponer de propiedades, y cierta libertad a la hora de acudir a carreras o al teatro en el que las mujeres tenían asignadas determinadas secciones.
Cuando la mujer era rica por herencia del padre, tenía una mayor libertad a la hora de administrar sus bienes. Si quedaban viudas, podían disponer de su fortuna como quisieran, lo que las hacía mucho más libres que cualquier mujer casada.
El único momento en el que las mujeres eran libres era durante las Bacanales, ceremonias en las que bebían vino, algo que tenían prohibido, y practicaban sexo tanto con hombres como con mujeres. Estos ritos demuestran que el papel de la mujer era el de la procreación y la reproducción, sin darle ninguna importancia al amor ni al erotismo.
Es cierto que la mujer romana tenía más libertad que la mujer griega, lo que se manifiesta en que en Roma, muchas mujeres rompieron las trabas impuestas a su sexo, y son muchos los casos de mujeres que se interesaron por la marcha de los asuntos del mundo y llegaron a tomar parte activa en este tema.

Educación.

En la época infantil, niños y niñas se criaban juntos. Cuando las niñas crecían, si eran de buena familia, su padre contrataba a preceptores particulares y seguían recibiendo conocimientos sobre literatura latina y griega. También aprendían a bailar, cantar y a tocar la lira. Muchas de ellas tenían acceso a la educación, ya fuera assistiendo a escuelas elementales o por medio de tutores privados. No era raro que tuvieran conocimientos en geometría o en filosofía. Además de la educación intelectual, las mujeres se dedicaban a tareas más delicadas como bordar o hilar.


Matrimonio,familia y divorcio.

Solamente los miembros de las familias patricias (los patricios eran los descendientes de los primitivos romanos, y constituyen la aristocracia de la sangre) tenían el derecho de contraer una unión reconocida por la ley.
Las mujeres se casaban, generalmente, entre los trece o diecisiete años.
En la relación matrimonial ambos tenían siempre que estar de acuerdo, y ésta no cesaba hasta que una de las dos partes lo decidía así. De todas formas, era más frecuente que el que tomara la decisión del divorcio fuera el hombre, aunque la mujer también lo podía hacer siempre que quisiera. En este caso, se mantiene la igualdad entre hombres y mujeres.
Dentro de la casa familiar, la mujer debía vivir una vida de abnegación, obediencia y trabajo. La mujer libre no se veía obligada a cualquier tarea, ya que las tareas serviles las cumplían las sirvientas. El ama de casa solamente se encargaba de hilar y tejer.
A pesar de las tareas que se le atribuían a la mujer, ésta estaba rodeada de respeto, y actuaba como ama de sirvientas, hijas y nueras. Tambíen dirigía la educación de sus hijos pequeños y hablaba a menudo con su marido, contándole sus sueños, intuiciones y presagios mientras él la escuchaba con gran interés, pues eran hombres de conductas muy supersticiosas.
La mujer debía ser fiel a su marido, ya que el adulterio le estaba castigado con la muerte, puesto que no era considerada una falta moral, sino religiosa porque se entendía como un engaño a los dioses domésticos. Sin embargo, los hombres sí podían buscar, sin vergüenza, la compañía de otras mujeres de baja condición, prostitutas o sirvientas. Los hijos fruto de esta unión no tendrían derecho a participar en la comunidad religiosa y serían tratados como extranjeros.
Las mujeres que no estaban integradas en un círculo religioso, esclavas o libertas que no estaban casadas podían disponer de sí mismas libremente, que nadie les reprochara nada. En cuanto a las matronas, ellas no podían hacer lo mismo.

Autora: Ángeles Díaz Mateos (1º bachillerato)



BIBLIOGRAFÍA


http://www.culturaclasica.com/mujerantiguedad/mujerromana1.pdf

http://recursos.cnice.mec.es/latingriego/Palladium/2_publico/espb161ca7.php

http://www.portalplanetasedna.com.ar/roma9.htm

http://sepiensa.org.mx/contenidos/historia_mundo/antigua/roma/mujeres/mujer_1.htm

http://www.saber.golwen.com.ar/roma2.htm

http://www.santiagoapostol.net/latin/sociedad.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Familia_romana

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