jueves, 6 de mayo de 2010

LA ESCLAVITUD EN ROMA


La presencia, aumento y disminución de la esclavitud es, en cierto modo, un índice del cenit y la decadencia del imperio romano. Bastante generalizada en los pueblos de la antigüedad, no fue puesta en tela de juicio sino tardíamente; incluso en los siglo IV y V, defendieron su existencia algunas primeras figuras de la iglesia como San Jerónimo o San Juan Crisóstomo.

El esclavo (servus), frente al hombre libre, estaba, por norma positiva, no natural , privado de la libertad y destinado a servir de modo permanente. Considerado como res (cosa), no era sujeto de derecho y no tenia ius commercii ni ius conubii. Podía hacer negocios, pero sus adquisiciones pertenecían al señor (dominus).De sus delitos privados, respondía el señor. Su matrimonio (contuvernium) no se sancionaba legalmente, aunque se reconocían los vínculos de sangre a que da lugar.
Sus hijos (vernae) eran también propiedad del señor. Este podía permitir al esclavo tener en disfrute y administración un peculium, que le posibilitaba comprar su libertad. Si podía tener actividad religiosa. Su nombre hacia simplemente relación a su origen étnico o a alguna característica personal .

En la primera época de Roma, existían poco esclavos y con una función distinta de la que tendrán con posterioridad: fueron un elemento más bajo la amplia protesta del paterfamilias en cambio, durante la republica aumento tanto su número que, al parecer, en un momento dado, suponían más de la mitad de la población de Roma. El periodo de las grandes guerras, con la extensión del imperio y el desarrollo del capitalismo romano, convirtió al esclavo en el instrumento esencial del trabajo que, por otra parte, dejaron de ejercer los hombres libres, sobre todo pudientes. Por ello, sus condiciones empeoraron en términos generales: Es en esta época cuando se produjo la rebelión encabezada por Espartaco.
Pero, en general, no era bien visto el amo que actuaba con crueldad gratuita con el esclavo, y podía llegar a ser desterrado. Por otro lado, desde la época del emperador Adriano se privo al amo del derecho de vida y muerte sobre el esclavo y se concedió a este un matrimonio de rango legal. El emperador Constantino considero un homicidio el matar a un esclavo. En el bajo imperio el número de esclavos fue decreciendo.

El dueño o el estado podían establecer la extinción de la esclavitud. En el primer caso, el acto de liberar al esclavo recibía el nombre de manumissio, y podían llevarse a cabo, principalmente, de las siguientes formas: ante un magistrado, y siguiendo un ritual en el que se declaraba la libertad del esclavo al tocarle con una varita (vindicta); por inscripción del esclavo en las listas del censo y por declaración testamentaria.


Los esclavos de ciudad solían tener familia y una gran autonomía. Podían lograr la libertad de diferentes formas:
· Con su propia muerte - bastante irónico - cuando lo liberaban para que tuviera un entierro de hombre libre.
· Con la muerte de su amo, en cuyo testamento solían liberar a sus esclavos como muestra de generosidad. Cuando eran liberados de este modo, se les dejaba alguna propiedad o dinero.
· Comprando su libertad, ya que después de haber pasado años de intermediario de su amo en los negocios, podían ganar un peculio.
· Por declaración ante un magistrado. Amo y esclavo defendían su libertad ante un magistrado. Si era aceptada, se le ponía un bastón en la cabeza como señal de su libertad
Muchos emancipados permanecían en sus casas haciendo las mismas labores, aunque con mayor dignidad.

Los esclavos eran propiedad absoluta de su dueño. Carecían de personalidad jurídica, de propiedad y hasta de familia propia, porque su matrimonio, aún conseguido con el permiso del amo, se consideraba un simple concubinato, y los hijos eran propiedad del amo. Los esclavos domésticos eran recibidos con una ceremonia, y se les purificaba echándole agua sobre su cabeza.
Ayudaban al amo a ponerse la toga, pues era una labor de gran complicación. Eran los encargados de recibir a los invitados, recogerles la toga y los zapatos y ofrecerles un baño caliente o un lavado de pies.
Los más guapos y de mejores modales servían la comida vestidos de colores vivos, que contrastaban con sus cabelleras, con las que a veces sus amos se secaban. Los más agraciados servían el vino y cortaban los manjares mientras que los que limpiaban los platos y recogían las mesas iban peor vestidos. A cada invitado se le adjudicaba un esclavo servus ad pedes que permanecía a sus pies. Los que nacían como esclavos y eran educados, formaban una clase privilegiada entre la servidumbre. No se les permitía entrar a representaciones teatrales. A los esclavos se les adjudicaban las tareas de acuerdo a su nivel cultural.
A los esclavos se les podía poner un collar con una placa en la que se leería tenemene fucia et revo cameadomnum et viventium in aracallisti, traducido como "detenedme si escapo y devolvedme a mi dueño".
El precio de un esclavo nos llega a través de Catón, y sabemos que era de promedio unos mil quinientos denarios, precio que subió a lo largo del siglo II a. C. hasta alcanzar los veinticuatro mil sestercios.
Algunos esclavos tenían la consideración de hombres libres, bien por la humanidad de sus amos o por el trabajo intelectual que desarrollaban. Esto pasó con los esclavos procedentes de la Antigua Grecia, que en cierto modo el amo consideraba de mayor educación que la suya. Estos eran los que servían como secretarios, administradores o educadores. En el siglo III se redujeron las masas de esclavos y estos empezaron a valorarse casi como hombre libres. El emperador Diocleciano era hijo de un esclavo que había comprado su libertad.

Los libertos fueron a partir del siglo VI según el emperador Justiniano I ciudadanos sin distinción alguna, procedentes de la esclavitud. Si no conservaban los lazos de fidelidad a sus casas eran llamados libertos ingratos. Ejercían mayoritariamente la labor de comerciantes o artesanos, y en menor medida de maestros romanos (ludi magister), gramáticos (encargados de la enseñanza secundaria), banqueros o médicos, que no tenían la remuneración.

La economía romana, como su sociedad, dependían del trabajo de esclavos, que eran fundamentales en los latifundios, minas e industrias. Esta economía aumentó a partir del siglo II gracias a las victorias de Julio César, que puso en subasta a aproximadamente un millón de esclavos durante la Guerra de las Galias (58-51 a. C.) En Delos, llegaron a subastarse hasta diez mil esclavos en un solo dia.



Autor: Edgar Macías Gil (1º bachillerato).















No hay comentarios:

Publicar un comentario